2017-04-19 11:59:00

Testimoniar a Cristo Resucitado y su paz en el mundo, pidió el Papa


Con la alegría de la Resurrección de Jesús y el amor misericordioso de Dios nuestro Padre

(RV).- Dejémonos iluminar y transformar por el poder de la Resurrección de Cristo, para testimoniar con nuestra existencia que la vida es más fuerte que el pecado y la muerte. Son algunas de las exhortaciones del Papa Francisco,  en su audiencia general, en el corazón de la Octava de Pascua, en una Plaza de San Pedro vestida de fiesta y engalanada aún con las flores del Domingo de Resurrección.

Con su cordial bienvenida a los numerosos peregrinos de tantas partes del mundo y el anhelo de que este encuentro «sea para todos ocasión de renovada adhesión a Jesús y a sus enseñanzas», el Obispo de Roma alentó asimismo a todos a vivir cada día el Evangelio de la caridad, proclamando que el Señor está entre nosotros:

«Hermanos y hermanas

El Apóstol Pablo exclama “¿Dónde está, muerte, tu victoria? ¿Dónde está tu aguijón?” (1 Cor 15,55). En estos días de Pascua, llevamos este grito en el corazón.

¡Llenos de esperanza vayamos hacia nuestros hermanos! ¡Con la paz y la alegría, que manan de la fe, proclamamos que Jesús resucitado aún está aquí, que sigue estando vivo en medio de nosotros! ¡Que su bendición los acompañe siempre!

Que el Espíritu Santo acreciente nuestra fe en Jesús Resucitado para que el amor de Dios pueda derrotar en nosotros el pecado y la muerte. Que nuestra vida testimonie con alegría la esperanza que nace de la tumba abierta la mañana de Pascua».

Ofrecer a todos el mensaje y la paz de Cristo Resucitado, contemplar su victoria sobre la muerte, acoger su presencia viva en los hogares… Como es tradicional, antes de su Bendición, el saludo del Papa a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados:

«Queridos jóvenes, en especial los chicos de la Profesión de fe, de las Diócesis de Milán y Cremona, vivan con plenitud el mensaje pascual, testimoniando por doquier la paz, don de Cristo Resucitado. Queridos enfermos, contemplen constantemente a Aquel que venció la muerte y que nos ayuda a acoger los sufrimientos como momento privilegiado de redención y de salvación. Queridos recién casados, vivan la experiencia familiar de cada día con la conciencia de la presencia vivificadora de Jesús en sus hogares».

(CdM – RV)








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