2017-01-27 11:26:00

Migrantes Haití: si hay alguna persona en la cual se hace ver Cristo crucificado, es en ellos. P. Mauricio García SJ


(RV).- El p. Mauricio García Durán SJ, es el Director del Servicio Jesuita a Refugiados tanto en Colombia como en América latina. Coordina la Red Jesuita con Migrantes en Latinoamérica y el Caribe -RJM LAC, que opera para generar sinergias a nivel continental, regional, e interprovincial, en beneficio de las personas en situación de refugio, desplazamiento y migración.

A él nos dirigimos para preguntarle sobre la crisis en Venezuela y las consecuencias migratorias, y también sobre otra de las emergencias que se dan en el continente: aquella de Haití.

“La situación en Venezuela es cada día es más crítica, porque se están combinando distintos factores. Por una parte la escasez de alimentos, con una desactivación de la economía, que se ha reflejado en una inflación de un mil seiscientos por ciento. Esto está afectando de manera seria a la gente porque no encuentran alimentos básicos, no encuentran medicinas, el tema de salud es verdaderamente complicado, y a esto se suma que Venezuela está con una de las tasas más altas de violencia del continente. El año pasado la tasa de homicidios fue de noventa y dos homicidios por cada cien mil habitantes. Una de las más altas del mundo. Hay una combinación explosiva entre una situación de escasez y de falta de alimentos, medicinas y asistencia a la salud, y la situación de violencia que se ha ido incrementando. Ni siquiera en el momento más duro del conflicto armado Colombia ha tenido una tasa de homicidios como la que tiene hoy Venezuela. En Colombia la tasa más alta fue de ochenta y cinco homicidios por cada cien mil habitantes”.

“Esto está generando que Venezuela, que hasta hace algunos años era un sitio en donde personas con problemas de seguridad o afectadas por el conflicto en Colombia, iban a buscar refugio, hoy es lo contrario. Por una parte hay muchos colombianos que se han visto obligados a volver a Colombia, y a eso se suma que es cada vez mayor el número de venezolanos que están saliendo hacia muy distintas partes. He podido constatar que en todos los países están llegando venezolanos: en Chile, en Perú, Ecuador, Panamá, México y Antillas, República Dominicana, en Miami, EE.UU., España. Se  estima que pueden ser cinco o seis millones los venezolanos que han salido”.

“Tenemos oficinas en todas las fronteras y cada vez más recibimos personas y familias venezolanas, que vienen por temas de salud. Hay mujeres gestantes que vienen a tener los hijos a Colombia, porque no tienen servicio en Venezuela. Hay personas con diabetes, con tensión alta y distintas enfermedades, que buscan las medicinas que no pueden conseguir allá. Esto se ha dado tanto en las fronteras de Colombia como en la frontera con Brasil. Y hay análisis e información de que los servicios de salud están desbordados. El más importante hospital en la frontera informaba a final del 2016 que el déficit que les había provocado la atención a venezolanos era cercano a un millón de dólares. Cada vez llegan más venezolanos que, en muchos casos, buscan acceder al estatus de refugiado el cual, en el caso del gobierno colombiano, no lo está concediendo”.

“Se están dando deportaciones de los venezolanos que están ilegalmente. Ellos pueden pasar las fronteras sin mucho control y se supone que tienen permiso para permanecer un mes en las zonas fronterizas. Pero muchos permanecen ahí o tratan de moverse hacia otras partes del país. Otros regresan, van y vienen. Es una situación que estamos enfrentando con las instituciones de la Iglesia, por ejemplo con los Centros para atención a los migrantes de los padres Scalabrinianos, con el Servicio Jesuita a Refugiados, con la pastoral social de la diócesis: se trata de prestar apoyo a las personas que están llegando en situaciones difíciles”.

En ese sentido ¿cuáles son las necesidades que tienen las instituciones que están atendiendo a las familias desplazadas?

“Para poder prestarles una adecuada atención humanitaria hay grandes necesidades. Por una parte se necesitan recursos para poder ofrecerles alimentos, medicinas, para apoyarlos en las gestiones que necesitan hacer, por ejemplo, en un hospital, etcétera”.

“La otra es una dimensión de atención jurídica, es decir, ofrecerles mecanismos, apoyo y asesoría para que puedan regularizar su situación migratoria y puedan tener acceso al trabajo y una cierta seguridad. Esto desde el punto de vista de las instituciones”.

“Obviamente de parte de la gente hay personas que vienen sin nada, porque al cambiar lo que traen en bolívares, eso no representa mayor cosa en pesos colombianos o dólares. Es la situación más exigente que estamos enfrentando”.

¿Cuál es el primer riesgo que corren las personas que llegan? ¿Llegan niños solos?

“No llegan muchos niños solos, aunque eso sí se constata en Centro América. A Colombia llegan con sus familias. Hubo problemas con menores, a finales de 2015 y parte de 2016, porque se dividieron familias, deportaciones de parte del gobierno venezolano, es decir hijos venezolanos que quedaron en el país, y padres que fueron deportados a Colombia. Hubo un gran esfuerzo y trabajo para la reunificación de las familias”.

“El problema que se presenta es que la situación económica es muy difícil, y los niños y niñas están resintiendo mucho eso porque los padres no tienen para darles una adecuada alimentación, ni posibilidad de acceso a escuela. En algunos momentos se ha permitido que asistieran a algunas escuelas colombianas, pero para pasar de un año a otro les exigen tener regularizados sus papeles. Este es uno de los problemas serios que hay en la población infantil y juvenil que está migrando junto con sus padres”.

En relación a otro de los países en situación de crisis, Haití , que ha sido afectado por diversas calamidades naturales, ¿ha habido la ayuda humanitaria esperada?

“Hubo mucha ayuda humanitaria, tras el terremoto, el maremoto, y el huracán Matthew que afectaron muy seriamente algunas comunidades. El gran desafío ha sido el de tratar de prestar una ayuda humanitaria lo más adecuada posible. Sin embargo, la situación económica y política de Haití que no es muy positiva, sigue generando una presión grande para que la gente migre, o a Republica Dominicana o también muchos buscan Sudamérica: Brasil es un sitio de atracción muy grande, pero debido a la crisis política y económica del país, muchos haitianos que se presumía que estaban en Brasil se han ido hacia Chile, y allí la comunidad ha crecido mucho. Otros han emprendido el camino tratando de llegar a los EE.UU en condiciones sumamente difíciles, pasando en algunos casos por Colombia y tratando de subir por todo Centroamérica para llegar a la frontera con EE.UU. Muchos han muerto en el camino. Hay un grupo muy grande de haitianos atrapados en la frontera con EE.UU. tanto en Nogales como en Tijuana”.

“La posición de deportar es muy fuerte. Colombia deportó cerca de 20.000 haitianos que estaban atrapados en la frontera con Panamá”. “La situación de población haitiana es una de las más críticas  en términos de situación migratorias en el continente”.

¿Cómo se ve el futuro inmediato de los haitianos que están en stand- by en diferentes partes de América Central?

“Las entidades de Iglesia, los centros de migrantes, los distintos albergues, hemos tratado de  prestarles el mayor apoyo posible”. “El servicio jesuita a migrantes en Nogales ha prestado ayuda tratando de clarificar algunas situaciones, por ejemplo viendo cuando hay posibilidades para que se aplique para el estatus de refugiado. Pero obviamente las condiciones se están endureciendo, y las políticas se van a hacer más duras en relación a los migrantes. Y también porque los países han ido cerrando las fronteras: Nicaragua ha cerrado las fronteras con Costa Rica, Costa Rica ha cerrado la frontera con Panamá, Panamá con Colombia. Ha sido una escala que ha hecho que algunos queden bloqueados en el camino”.

“Hay una necesidad de apoyo humanitario para muchos de ellos, cualquier recurso económico que llevaban ya lo han gastado, y hay necesidad de protección por el tema de trata de personas que se está empezando a dar con estos migrantes. Aquí hay una tarea a la que nosotros como Iglesia nos ha invitado el Papa Francisco, y que debemos realizar en un modo muy fuerte. Creo que si hay alguna persona en la cual se hace ver Cristo crucificado, es en ellos”.

(Griselda Mutual – Radio Vaticano)








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