2016-11-15 19:53:00

Dios no se olvida de sus fieles, su valiosa propiedad, que somos nosotros, asevera el Papa


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz 

Refiriéndose a la liturgia del domingo 13 de noviembre Francisco dijo que las lecturas “nos recuerdan que en este mundo casi todo pasa, como el agua que corre; pero hay cosas importantes que permanecen, como si fueran una piedra preciosa en un tamiz. ¿Qué es lo que queda?, ¿qué es lo que tiene valor en la vida?, ¿qué riquezas son las que no desaparecen? Sin duda, dos: El Señor y el prójimo”. ¡Estas dos riquezas no desvanecen! Éstos son los bienes más grandes, para amar. Todo lo demás ―el cielo, la tierra, las cosas más bellas, también esta Basílica― pasa; pero no debemos excluir de la vida a Dios y a los demás”.

El Obispo de Roma, celebrando el Jubielo de los excluidos, expresó que cuando hablamos de exclusión, vienen rápido a la mente personas concretas; no cosas inútiles, sino personas valiosas. La persona humana, colocada por Dios en la cumbre de la creación, es a menudo descartada, porque se prefieren las cosas que pasan. Y esto es inaceptable, porque el hombre es el bien más valioso a los ojos de Dios. Y es grave que nos acostumbremos a este tipo de descarte; es para preocuparse, cuando se adormece la conciencia y no se presta atención al hermano que sufre junto a nosotros o a los graves problemas del mundo, que se convierten solamente en una cantinela repetida en los titulares de los diarios. @jesuitaGuillo








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