2016-09-10 12:06:00

La esclavitud en nombre de la libertad, uno de los males que aquejan al hombre apartado de Dios, en la catequesis del Papa


(RV).- La salvación que nos fue donada por misericordia de Dios a través de la sangre de su Hijo, y la relación entre ambos conceptos, fue el eje a partir del cual el pontífice desarrolló la catequesis en la Audiencia Jubilar del sábado 10 de setiembre.

Después de la lectura de la primera carta de san Pedro, capítulo uno, versículos 18 al 21, Francisco comenzó destacando lo fundamental de la palabra "Redención", y, de este modo, nos llevó a reflexionar sobre las falsas ilusiones que, bajo el pretexto de libertad, llevan al hombre a pensar que puede salvarse sin la intervención de Dios. 

"La palabra redención hace referencia a la salvación que Dios nos ha procurado mediante la sangre de su Hijo Jesús, - explicó en español. Al hombre de hoy le cuesta aceptar la idea de tener que ser salvado por Dios. Piensa poder salvarse él solo con el poder de su libertad. Pero esto no es más que una ilusión: nuestra vida está marcada por la fragilidad del pecado y por las numerosas esclavitudes que hemos creado en nombre de una falsa libertad".

En la alocución en italiano, el Papa se detuvo a enumerar algunas de estas muchas ilusiones y nuevas esclavitudes, "yo hago esto porque quiero hacerlo, tomo drogas porque me gusta, soy libre, hago esto, hago aquello…" "Son esclavos - afirmó - , se vuelven esclavos en nombre de la libertad".

De ahí que el Pastor y Guía de la Iglesia Universal, reiterara la necesidad que tenemos de que nuestro Padre, "nos salve y nos libere de toda clase de indiferencia, egoísmo y autosuficiencia", señalando que Jesús "se sacrificó por nosotros para darnos una nueva vida, llena de perdón, amor y alegría", y alentándonos, asimismo, a recordar, que aunque la vida nos ponga a prueba provocándonos, a veces, sufrimientos, "ya sea en las angustias como en las persecuciones, como en los dolores cotidianos, siempre somos liberados por la mano misericordiosa de Dios, que nos eleva hacia sí, y nos conduce a una vida nueva". 

"Jesús viene a nuestro encuentro en cada uno de nuestros hermanos necesitados, abrámosle nuestro corazón y acojamos su gracia, para que llevemos una vida hecha de amor, de perdón y de alegría", concluyó. 

(Griselda Mutual - Radio Vaticano)

 








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