2016-08-20 15:03:00

Radio Vaticano en español para Guinea Ecuatorial y África


«Así era Jesús, siempre pensando en los demás con compasión», dijo el Papa Francisco

(RV).- Reflexionando sobre el milagro de la multiplicación de los panes y de los peces, en su tercera audiencia general del  mes de agosto, aseguró «que es el milagro de la fe, de la oración suscitado por la compasión y el amor».

Y añadió que «Jesús quiere llegar a todos para dar a todos el amor de Dios. Jesús quiere que cada creyente sea servidor de la misericordia. Jesús quiere contagiarnos su compasión».

«Alimentándonos con la Eucaristía – alentó - vivamos la comunión con Cristo, que es todo lo contrario de permanecer pasivos y alejados de la vida cotidiana. Más bien nos inserta cada vez más en la relación con los hombres y las mujeres de nuestro tiempo, para ofrecer a todos el signo concreto de la misericordia y de la atención de Cristo.

«Cuando Jesús con su compasión y su amor nos da una gracia, nos perdona los pecados, nos abraza, nos ama, no hace las cosas a medias, sino completamente… Jesús llena nuestro corazón y nuestra vida con su amor, con su perdón, con su compasión».

En la Solemnidad de la Asunción de la Virgen, el Papa Francisco destacó que el cántico de María del Magníficat se vuelve el de «la humanidad entera», «que se complace al ver al Señor que se inclina sobre todos los hombres y mujeres, humildes criaturas»

Pensando en tantas situaciones dolorosas de hoy, como las de aquellas mujeres y niñas arrolladas por el peso de la vida, de la violencia, de la esclavitud, el Santo Padre introdujo el rezo del Ángelus, alentando a dirigirnos confiados a «María, dulce Reina del cielo» y a pedirle que nos done la paz, que vele sobre nuestro camino, que haga que veamos a su Hijo, llenos de la gloria del Cielo.

«¡Que María obtenga para todos sentimientos de compasión, de comprensión y de anhelo de concordia!», rogó el Obispo de Roma en la cita mariana del día en que la Iglesia universal celebra a la Madre de Dios, que luego de su vida terrena fue elevada en cuerpo y alma a la gloria del cielo.

E invocando a la Reina de la paz, le encomendó, una vez más las angustias y dolores de las poblaciones que, en tantas partes del mundo, son víctimas inocentes de conflictos persistentes.

Y, en especial, el Papa dirigió su pensamiento a los habitantes de Kivu del Norte, en la República Democrática del Congo, ante las masacres perpetradas ante un silencio vergonzoso: víctimas inocentes que no tienen peso en la opinión pública mundial.

(CdM – RV)








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