2016-06-18 11:04:00

Convertirse significa cambiar de rumbo para volver de nuevo a Dios. Audiencia Jubilar del Papa


(RV).- En la catequesis jubilar del sábado 18 de junio el Papa Francisco se refirió a dos aspectos que califican la misericordia de Dios: el perdón de los pecados y la conversión. A partir del capítulo 24 del Evangelio según san Lucas, que narra una de las apariciones del Señor, que sienta las bases de la predicación, el pontífice explicó con exactitud la dimensión profunda de la conversión: "Queridos hermanos y hermanas, Jesús se manifestó después de su resurrección varias veces a sus discípulos y les indicó que la predicación se debía centrar en el “perdón de los pecados” y en la “conversión” -dijo hablando en español. Esta última, la conversión, está presente en toda la Sagrada Escritura. Para los profetas, convertirse significa cambiar de rumbo para volver de nuevo a Dios. También Jesús predicó la conversión y lo hacía desde la cercanía con los pecadores y necesitados; de ese modo les manifestaba el amor de Dios. Todos se sentían amados por el Padre a través de él y llamados a cambiar vida".

En la catequesis que impartió en italiano, el Santo Padre precisó que Jesús hizo de la conversión la primera palabra de su predicación (cfr. Mc 1,15), y explicó que respecto a la predicación de los profetas, Cristo insiste en la dimensión interior de la conversión, en la cual toda la persona está involucrada, con corazón y mente, para volverse una persona nueva. "La auténtica conversión -señaló - se produce cuando experimentamos en nosotros el amor de Dios y acogemos el don de su misericordia; y un signo claro de que la conversión es auténtica es cuando caemos en la cuenta de las necesidades del prójimo y salimos a su encuentro para ayudarle".

No faltó en esta Audiencia Jubilar un ejemplo concreto para plasmar el concepto de conversión. En efecto, hablando en italiano, Francisco se refirió a las veces que sentimos la exigencia de un cambio que involucre toda nuestra persona: "Cuántas veces decimos 'tengo que cambiar, no puedo seguir así', 'mi vida por este camino no dará frutos' [...] Mientras que "Jesús, a nuestro lado, con la mano extendida nos dice 'Ven, ven conmigo. Yo haré el trabajo, yo te cambiaré el corazón, te cambiaré la vida'".

Finalizando la alocución en italiano, el Obispo de Roma exhortó a abrir la puerta de nuestro corazón al Señor, para recibir el don de su misericordia, porque "es Él quien, con el Espíritu Santo, siembra en nosotros la inquietud para cambiar de vida y ser un poco mejores". "No pongamos resistencia", insistió, "abrámosle la puerta y Él hará todo el resto". 

“Que el Señor Jesús – concluyó- nos conceda la gracia de la auténtica conversión de nuestra vida. Si nos abrimos a la misericordia de Dios, encontraremos la verdadera alegría del corazón. Muchas gracias”.

(Griselda Mutual - Radio Vaticano)








All the contents on this site are copyrighted ©.