2016-06-11 11:21:00

La sinceridad de nuestro arrepentimiento suscita en Dios su perdón incondicional, afirmó el Papa


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

Cristo no rechaza a los pecadores, sino que los recibe, dijo Francisco el 20 de abril, refiriéndose al Evangelio de Lucas en el capítulo 7, que refleja un aspecto fundamental de la misericordia: “la sinceridad de nuestro arrepentimiento suscita en Dios su perdón incondicional”.

El Papa dijo que “mientras Jesús, invitado por Simón el fariseo, está sentado a la mesa, una mujer, considerada por todos pecadora, entra, se pone a sus pies, los baña con sus lágrimas y los seca con sus cabellos; luego los besa y los unge con el aceite perfumado que ha traído consigo”.

“La actitud de la mujer contrasta con la del fariseo. El celoso servidor de la ley, que juzga a los demás por las apariencias, desconfía de Jesús porque se deja tocar por los pecadores, y se contamina. La mujer, en cambio, expresa con sus gestos la sinceridad de su arrepentimiento y, con amor y veneración, se abandona confiadamente en Jesús. Cristo no hace componendas con el pecado, que es oposición radical al amor de Dios. Pero no rechaza a los pecadores, sino que los acoge: Jesús, el Santo de Dios, se deja tocar por ellos, sin miedo de ser contaminado, los perdona y los libera del aislamiento al que estaban condenados por el juicio despiadado de quienes se creían perfectos, abriéndoles un futuro”.

El Obispo de Roma finalizó: “En Cristo, que perdona los pecados, brilla la fuerza de la misericordia de Dios, capaz de transformar los corazones. Abrámonos al amor del Señor, y dejémonos renovar por Él. @jesuitaguillo








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