2016-06-01 10:16:00

Catequesis del Papa: La oración humilde obtiene Misericordia


(RV).- Ante la presencia de miles de fieles y peregrinos de numerosos países, el Santo Padre Francisco celebró el primer miércoles de junio su tradicional audiencia semanal durante la cual prosiguió con su serie de catequesis sobre la Misericordia en el Nuevo Testamento.

En esta ocasión, el Papa se refirió a la oración como fuente de Misericordia, a partir de la parábola del fariseo y el publicano que suben al templo para orar, tal como se lee en un pasaje del Evangelio de San Lucas mediante el cual Jesús nos enseña la actitud justa para rezar.

El Obispo de Roma explicó que ambos protagonistas actúan de modo diferente y obtienen resultados opuestos. Por esta razón – dijo Francisco – no basta preguntarnos cuánto rezamos, sino cómo rezamos, es decir, cómo es nuestro corazón para evaluar los pensamientos y sentimientos y extirpar la arrogancia y la hipocresía.

Más allá del frenesí del ritmo cotidiano – afirmó el Pontífice –  debemos volver  encontrar el camino que conduce a nuestro corazón para recuperar el valor de la intimidad y el silencio, donde Dios nos encuentra y nos habla. Sólo a partir de allí – añadió – seremos capaces de encontrar a los demás y hablar con ellos, no como el fariseo de la parábola que se había encaminado seguro de sí mismo hacia el templo, sin darse cuenta de que había perdido el camino de su corazón. Mientras el publicano, en cambio, se presenta en el templo con ánimo humilde y arrepentido, hasta el punto de que ni siquiera osaba levantar su mirada al cielo, sino que se golpeaba el pecho, pidiendo a Dios que tuviera piedad de él, porque se reconocía pecador.

Francisco reafirmó que la parábola enseña que somos justos o pecadores no por nuestra pertenencia social, sino por el modo de relacionarnos con Dios y con los hermanos. De hecho los gestos de penitencia y las pocas y sencillas palabras del publicano testimonian que tiene conciencia acerca de su condición miserable.

El Santo Padre concluyó destacando la sentencia de Jesús a propósito de este relato: “Les aseguro que este último – es decir el publicano – volvió a sus casa justificado”, a diferencia del fariseo, porque “todo el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado”.

(María Fernanda Bernasconi - RV).








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