La Madre de Jesús está en medio de la comunidad de discípulos, es Madre de la Iglesia, dijo Francisco

REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

¿Te sentís en familia, fuerte, o vivís como huérfano, abandonado a la soledad? Ni vos ni yo somos huérfanos, hijos en el Hijo de Dios por el bautismo, también tenemos madre en la familia de la fe.

El 21 de noviembre de 1964 hablando a los obispos del Concilio el Papa Pablo VI asumió el sentir popular, el modo de creer del Pueblo de Dios: “Hemos creído oportuno consagrar… un título en honor de la Virgen, sugerido por diferentes partes del mundo católico… Madre de la Iglesia, ruega por nosotros. Para gloria de la Virgen y consuelo nuestro, proclamamos a María Santísima Madre de la Iglesia, es decir, Madre de todo el pueblo de Dios, tanto de los fieles como de los pastores, que la llaman Madre amorosa, y queremos que de ahora en adelante sea honrada e invocada por todo el pueblo cristiano con este gratísimo título”.

Jesús desde la cruz dijo a Juan, el discípulo predilecto: “Ahí tienes a tu madre”, el primer viernes santo de la historia. "Junto a la cruz de Jesús, estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: 'Mujer, aquí tienes a tu hijo'. Luego dijo al discípulo: 'Aquí tienes a tu madre'. Y desde aquella Hora, el discípulo la recibió en su casa".

El 15 de mayo de 2016, en la homilía de Pentecostés el Papa Francisco, hablando de las palabras de Jesús a sus discípulos “No los dejaré huérfanos” expresó: "estas palabras de Jesús nos hacen pensar también en la presencia maternal de María en el cenáculo. La Madre de Jesús está en medio de la comunidad de los discípulos, reunida en oración: es memoria viva del Hijo e invocación viva del Espíritu Santo. Es la Madre de la Iglesia. A su intercesión confiamos de manera particular a todos los cristianos, a las familias y las comunidades, que en este momento tienen más necesidad de la fuerza del Espíritu Paráclito, Defensor y Consolador, Espíritu de verdad, de libertad y de paz”.