2016-05-13 12:35:00

Los pequeños y humildes como los pastorcitos de Fátima pueden ver a Dios, los agrandados solo se ven a sí mismos


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

Para sentir y gustar a Dios tremendo y fascinante, hay que hacerse lo más chiquito posible. Es lo contrario de los que se agrandan aceptando el pensamiento engañoso de que todo lo pueden con dinero, habladurías cobardes o violencia.

Los "Pastorcitos de Fátima", Lucía, Francisco y Jacinta, a quienes se les presentó la Virgen en 1917, eran tan pequeños y pobres que no podían ir a la escuela porque tenían que trabajar. Pero tenían la fe del Pueblo fiel de Dios pobre y humilde. "Te doy gracias Padre porque ocultaste estas cosas a los sabios y poderosos y se las revelaste a los pequeños", dice Jesús en el Evangelio.

¿Qué movimiento seguimos vos y yo, nos agrandamos siguiendo nuestros propios intereses o nos empequeñecemos para sentir y gustar a Dios?

En facebook de jesuita guillo comenta Mariana Tomas Garcia: “Esto me recuerda a Juan Diego cuando se le presentó la Virgen de Guadalupe y tantas otras apariciones, donde se ve que Dios se fija en todos pero en especial en los más humildes”. Y refieriéndose a los pastorcitos de Fátima cita la expresión de Jesús en el Evangelio: "Dejen que los niños se acerquen a mi". Maria Ines Adam dice “Dios ve la pureza y la fortaleza del alma, del corazon y por eso elige a los pequeños, no se fija en la belleza externa, nosotros deberiamos mirar a los demas como nos ve Dios para amarnos como el nos amo”. Elsa Milano reza: “Virgencita de Fátima, ruega por nosotros. Amen”.








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