2016-05-02 13:33:00

Homilía del Papa: pequeñas y grandes persecuciones son el precio del testimonio cristiano


(RV).- El Espíritu Santo nos da la fuerza de ser testigos de Jesús también entre las persecuciones, aquellas grandes en las cuales se llega a dar la vida y aquellas pequeñas, las persecuciones de las habladurías y de las críticas: lo dijo el Papa Francisco en la misa matutina en la Casa Santa Marta.

El Espíritu toca los corazones

Estamos ya cercanos a Pentecostés y las lecturas nos hablan siempre más del Espíritu Santo. Los Actos de los Apóstoles refieren que el Señor abrió el corazón de una mujer llamada Lidia, una comerciante de púrpura que en la ciudad de Tiatira escuchaba las palabras de Pablo. El Papa comenta:

“Esta mujer, algo sintió dentro de sí que la empujaba a decir: ‘¡esto es verdad! Yo estoy de acuerdo con aquello que dice este hombre, este hombre da testimonio de Jesucristo. ¡Es verdad lo que dice!’ Pero, ¿quién ha tocado el corazón de esta mujer? ¿Quién le ha dicho: ‘escuchen, porque es verdad'? Es precisamente el Espíritu Santo, que le hizo sentir que Jesús era el Señor; le hizo sentir a esta mujer que la salvación estaba en las palabras de Pablo; le hizo sentir un testimonio. El Espíritu da testimonio de Jesús. Y cada vez que nosotros escuchamos en el corazón algo que nos acerca a Jesús, es el Espíritu que trabaja dentro”.

La persecución es el precio del testimonio cristiano

El Evangelio habla de un doble testimonio: aquel del Espíritu Santo que nos da el testimonio de Jesús y de nuestro testimonio. Nosotros somos testigos del Señor con la fuerza del Espíritu. Jesús invita a los discípulos a no escandalizarse, porque el testimonio lleva consigo las persecuciones. Desde las “pequeñas persecuciones de las habladurías”, de las críticas, a aquellas grandes, de las cuales “la historia de la Iglesia está llena, que lleva a los cristianos a la cárcel o los lleva incluso a dar la vida”:

“Es el precio del testimonio cristiano”, dice Jesús. ‘Los echarán de las sinagogas, es más, llega la hora en la que quienquiera los asesinará, creerá que rinde culto a Dios’. El cristiano, con la fuerza del Espíritu, da testimonio de que el Señor vive, que el Señor ha resucitado, que el Señor está entre nosotros, que el Señor celebra con nosotros su muerte, su resurrección, cada vez que nos acercamos al altar. También el cristiano da testimonio, ayudado por el Espíritu, en su vida cotidiana, con su modo de actuar. Es el testimonio continuo del cristiano. Pero tantas veces este testimonio provoca ataques, provoca persecuciones”.

Hacer conocer a Jesús no tanto con las palabras sino con el testimonio

“El Espíritu Santo que nos ha hecho conocer a Jesús – concluye el Papa – es el mismo que nos empuja a hacerlo conocer, no tanto con las palabras, sino con el testimonio de vida”:

“Es bueno pedir al Espíritu Santo que venga a nuestro corazón, para dar testimonio de Jesús, decirle: ‘Señor, que yo no me aleje de Jesús. Hazme recordar lo que ha dicho y hecho Jesús. Y también ayúdame a llevar el testimonio de estas cosas. Que la mundanidad, las cosas fáciles, las cosas que vienen precisamente del padre de la mentira, del príncipe de este mundo, el pecado, no me aleje del testimonio”.

(María Cecilia Mutual - RV)








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