Programa en español para Guinea Ecuatorial y África

23 de abril, San Jorge, mártir, onomástico del Papa Jorge Mario Bergoglio

Con alegría nos unimos a las oraciones y felicitaciones que le han llegado, tan numerosas, de tantas partes del mundo

Unidad en la caridad de todos los discípulos del Señor

(RV).- En la cita para el rezo dominical a la Reina del Cielo, el Papa Francisco agradeció las oraciones que lo acompañaron en su visita a Lesbos: ¡He visto tanto dolor!, en especial en los niños, destacó el Obispo de Roma, contando que visitó - con el Patriarca Ecuménico Bartolomé y el Arzobispo Jerónimo de Atenas y de toda Grecia - un campo de refugiados, saludando uno por uno a los más de 300 prófugos, provenientes de Iraq, de Afganistán, de Siria, de  África, de tantos países.

Distinguir entre pecado y pecador, como nos enseña la Palabra de Dios

«Dios y el pecado se oponen radicalmente», reiteró el Santo Padre en su Audiencia General, para luego señalar que sin embargo «la Palabra de Dios nos enseña a distinguir entre el pecado y el pecador: con el pecado no hay componendas, mientras que los pecadores - es decir, todos nosotros - somos como los enfermos, que deben ser curados y con ese fin es necesario que el médico se acerque a ellos, los visite, los toque. Y, por supuesto, los enfermos para curarse tienen que reconocer que les hace falta un médico».

Transformar el mundo con el amor y la amistad de Jesús, fue la exhortación del Papa

En este tiempo de Pascua, dejemos que el amor misericordioso de Dios se difunda en nuestros corazones, para que nosotros mismos sepamos acoger con amor a nuestros hermanos y hermanas, deseó el Obispo de Roma a los peregrinos de tantas partes del mundo, que participaron en la audiencia general, de la cuarta semana de Pascua del Jubileo de la Misericordia.

E invocó sobre todos y sus familias, el amor misericordioso de Dios nuestro Padre

En la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones 2016 - cuyo lema con el mensaje del Papa Francisco fue «La Iglesia, madre de vocaciones» - el Santo Padre presidió la Santa Misa del IV Domingo de Pascua, con el rito de ordenación presbiteral de 11 seminaristas de la Diócesis de Roma, con la imposición de manos, la unción del crisma y el abrazo de la paz, en la Basílica de San Pedro.

En su homilía, haciendo hincapié en la importancia de la palabra y del ejemplo, que son inseparables, subrayó que «sin la cruz no encontrarán nunca al verdadero Jesús: una cruz sin Cristo no tiene sentido».

(CdM – RV)