2016-04-20 11:03:00

Catequesis del Papa: Las lágrimas de la pecadora obtienen el perdón


(RV).- Numerosos fieles y peregrinos de diversos países volvieron a darse cita en la Plaza de San Pedro el tercer miércoles de abril, para participar en la audiencia general del Papa Francisco, quien continuó con su serie de catequesis sobre la Misericordia en el Nuevo Testamento.

Con la meditación de un pasaje tomado del Evangelio de San Lucas, el Santo Padre meditó acerca de un hecho acaecido a Jesús mientras era huésped de un fariseo llamado Simón. Se trata del episodio que relata que mientras estaban almorzando una mujer, conocida en toda la ciudad como pecadora, sin proferir ninguna palabra, lloró ante el Señor y sus lágrimas mojaron los pies del Maestro, que ella secó con sus cabellos, besándolos y ungiéndolos con óleo perfumado después.

El Papa Bergoglio puso de manifiesto las dos figuras que se contraponen en esta escena: la de Simón, acérrimo servidor de la ley y la de la anónima pecadora, en la que se ve que mientras el primero juzga a los demás según las apariencias, la segunda, con sus gestos, expresa su corazón con sinceridad y se encomienda plenamente al Señor con amor y veneración.

Tras explicar que la mujer pecadora nos enseña la relación existente entre fe, amor y reconocimiento, el Pontífice invitó a los fieles y peregrinos presentes en esta audiencia general a estar agradecidos por el don de la fe. Demos gracias al Señor por su amor  tan grande e inmerecido, dijo el Obispo de Roma.  Y concluyó invitando a dejar que el amor de Cristo se derrame sobre nosotros para que nosotros, a nuestra vez, lo llevemos a nuestros hermanos, en nuestras casas, en la familia y en la sociedad, para comunicar a todos la misericordia del Señor.

(María Fernanda Bernasconi - RV).

Texto y audio de la catequesis que el Santo Padre Francisco pronunció en nuestro idioma:

El pasaje del Evangelio de Lucas que hemos leído refleja con claridad un aspecto fundamental de la misericordia: la sinceridad de nuestro arrepentimiento suscita en Dios su perdón incondicional.

Mientras Jesús, invitado por Simón el fariseo, está sentado a la mesa, una mujer, considerada por todos pecadora, entra, se pone a sus pies, los baña con sus lágrimas y los seca con sus cabellos; luego los besa y los unge con el aceite perfumado que ha traído consigo.

La actitud de la mujer contrasta con la del fariseo. El celoso servidor de la ley, que juzga a los demás por las apariencias, desconfía de Jesús porque se deja tocar por los pecadores, y se contamina. La mujer, en cambio, expresa con sus gestos la sinceridad de su arrepentimiento y, con amor y veneración, se abandona confiadamente en Jesús. Cristo no hace componendas con el pecado, que es oposición radical al amor de Dios. Pero no rechaza a los pecadores, sino que los acoge: Jesús, el Santo de Dios, se deja tocar por ellos, sin miedo de ser contaminado, los perdona y los libera del aislamiento al que estaban condenados por el juicio despiadado de quienes se creían perfectos, abriéndoles un futuro.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y América latina.

Queridos hermanos en Cristo, que perdona los pecados, brilla en Él la fuerza de la misericordia de Dios, capaz de transformar los corazones. Abrámonos al amor del Señor, y dejémonos renovar por Él.

Y en esta legua, que nos une – a España y Latinoamérica, a Hispanoamérica – quiero decir también a nuestros hermanos del Ecuador nuestra cercanía y nuestra oración, en este momento de dolor. Gracias.








All the contents on this site are copyrighted ©.