2016-04-15 12:23:00

Para rezar, para realizar un gesto de cercanía, pero también para despertar nuestras conciencias, el Papa visita Lesbos


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

Miles de salvavidas abandonados en las playas de la isla griega de  Lesbos, testimonian el drama de tantos prófugos de guerra, principalmente sirianos, que se salvaron de ahogarse y de los traficantes, pero que no terminan de poner los pies en la tierra porque son “ilegales”, detenidos en campos de refugiados ahora militarizados, abandonados de las organizaciones humanitarias, sin ningún derecho internacional, ni humano reconocido que los proteja y permita que su pedido de asilo sea escuchado.

Hasta aquí llega Francisco el 16 de abril de 2016. El gesto humanitario y no político, es por invitación de Bartolomé, Patriarca de Constantinopla. El gobierno griego aceptó esta visita del Obispo de Roma, que tiene como centro el campo de refugiados de Moria donde están detenidos 2.500 prófugos requirentes de asilo.

El miércoles 13 de abril Francisco dijo: “… iré a la isla de Lesbos, donde transitan numerosísimos prófugos. Iré con mis hermanos, el Patriarca de Constantinopla Bartolomé y el Arzobispo de Atenas y de toda Grecia, Jerónimo, para expresar cercanía y solidaridad tanto a los prófugos como a los ciudadanos de Lesbos y a todo el pueblo griego, tan generoso en la hospitalidad. Pido que me acompañen con la oración…”. Sus palabras nos recordaron aquellas de su primera salida fuera de Roma, a la isla Lampedusa, referente de tantos naufragios en el Mediterráneo de migrantes y prófugos: “Desde que supe esta noticia… mi pensamiento ha vuelto sobre ella como una espina en el corazón que causa dolor. Y entonces sentí que tenía que venir hoy aquí a rezar, a realizar un gesto de cercanía, pero también a despertar nuestras conciencias…”.








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