REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz
"Continuamente vemos, y veremos, problemas cerca de nosotros y dentro de nosotros.
Siempre los habrá, pero en esta noche hay que iluminar esos problemas con la luz del
Resucitado", expresó Francisco en la Vigilia Pascual que celebró en el santuario de
san Pedro, Basílica Vaticana, el sábado 26 de marzo de 2016. El santuario completamente
a oscuras al inicio de la Eucaristía, se fue poco a poco iluminando con la luz que
las velitas tomaron del gran cirio pascual encendido en el fuego nuevo. "No permitamos
que la oscuridad y los miedos atraigan la mirada del alma y se apoderen del corazón,
sino escuchemos las palabras del Ángel: el Señor “no está aquí. Ha resucitado”; Él
es nuestra mayor alegría, siempre está a nuestro lado y nunca nos defraudará", afirmó
el Papa. El Sucesor de Pedro dijo: “El Señor está vivo y quiere que lo busquemos entre
los vivos. Después de haberlo encontrado, invita a cada uno a llevar el anuncio de
Pascua, a suscitar y resucitar la esperanza en los corazones abrumados por la tristeza,
en quienes no consiguen encontrar la luz de la vida. Hay tanta necesidad de ella hoy.
Olvidándonos de nosotros mismos, como siervos alegres de la esperanza, estamos llamados
a anunciar al Resucitado con la vida y mediante el amor; si no es así seremos un organismo
internacional con un gran número de seguidores y buenas normas, pero incapaz de apagar
la sed de esperanza que tiene el mundo”.
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