2016-03-16 13:08:00

«Quien quiera ser justo, aprenda primero a ser misericordioso», viviendo el Jubileo en la Red


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(RV).- «La Sagrada Escritura nos presenta a Dios como misericordia infinita, pero también como justicia perfecta. Parecerían dos realidades que se contraponen. Pero no es así, porque la misericordia de Dios es lo que hace que se cumpla la verdadera justicia. La justicia humana solamente limita el mal, no lo vence, no lo hace desaparecer. La justicia divina, en cambio, supera el mal contraponiéndolo al bien». Así explicó el Papa Francisco en su catequesis del 3 de febrero, el vínculo existente entre justicia y misericordia. En Radio Vaticana seguimos viviendo el Jubileo de la Misericordia junto a nuestros oyentes que nos acompañan cada día a través de nuestros perfiles informativos de Facebook y Twitter. A continuación compartimos sus comentarios personales sobre lo que sienten acerca de las palabras del Santo Padre. Escuchemos:  

Enrique Pinos de Santiago de Compostela escribe: “Vivimos envueltos en tiempos complejos donde los problemas económicos  presionan a una gran mayoría, agrandando la brecha social entre ricos y pobres. Surge entonces el dilema… ¿qué es justicia y qué es misericordia? Las palabras de Francisco nos ayudan a profundizar sobre la dificultad que tenemos como sociedad para contribuir al reparto equitativo de las riquezas y sobre lo lejos que estamos de ser un pueblo justo”.

Elvira Blanco comparte desde El Salvador: “La justicia humana siempre se queda incompleta, pues como dice el Papa, limita el mal pero no lo vence. Sólo el poder transformador de la misericordia de Dios es capaz de renovar nuestros corazones pecadores. Quien quiera ser justo, aprenda primero a ser misericordioso, y sólo así podrá comprender mejor, que la verdadera justicia no es aquella que aplasta sino aquella que levanta, a quien se ha equivocado”.

Ulises Bertolla de San Luis, Argentina comenta: «La misericordia es el atributo de Dios que extiende su compasión a aquellos en necesidad. Tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento ilustran que Dios desea mostrar su misericordia al pecador. Como Cristo ha sido misericordioso, también nosotros estamos llamados a ejercer compasión hacia otros, perdonando como dicen las palabras de Jesús: “setenta veces siete” (Mt 18:22). No busquemos convertirnos en una sociedad que quiere ser justiciera pero no misericordiosa».

Elena López de Honduras escribe: “Las palabras del sermón de la montaña: «Bienaventurados los misericordiosos porque alcanzarán misericordia» constituyen en cierto modo una síntesis de toda la Buena Nueva, de esta ley sencilla, fuerte y dulce a la vez, presentada por Jesús para conducirnos a la Salvación. Estas palabras nos hacen ver  las posibilidades del «corazón humano» en su punto de partida «ser misericordiosos». Sólo  conociendo el amor verdadero junto a Dios, que lleva contenido en su esencia la justicia, seremos capaces de abrir el camino a la misericordia; que a su vez revela la perfección de la justicia”.

Papa Francisco: "Dios actúa con nosotros, pecadores, de la misma manera. Nos ofrece continuamente su perdón, nos ayuda a acogerlo y tomar conciencia de nuestro mal, para poder liberarnos de él y salvarnos, porque no quiere nuestra condenación sino nuestra felicidad eterna".

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