2015-12-10 10:21:00

Bajo tu manto hay lugar para todos, porque eres la Madre de la Misericordia, rezó Francisco a la Madre de Dios


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz 

En la fiesta por la Inmaculada Concepción de María, el 8 de diciembre de 2015, después de abrir la Puerta Santa en San Pedro, por el Jubileo extraordinario de la Misericordia, el Papa hizo un homenaje de fe y de amor del pueblo santo de Dios de la diócesis de Roma, ante la imagen del Virgen que se levanta en Plaza España. Se presentó en nombre de las familias, de los niños y de los jóvenes; de los ancianos y de los enfermos, de los encarcelados y “de quienes sienten más difícil el camino”.

Dijo que venía “como Pastor también en nombre de cuantos han llegado desde tierras lejanas en búsqueda de paz y de trabajo”. Y justificó su peregrinación a los pies de la Virgen cargado de tanta gente, porque “bajo tu manto hay lugar para todos, porque tú eres la Madre de la Misericordia. Tu corazón está lleno de ternura hacia todos tus hijos: la ternura de Dios, que en ti se ha encarnado y se ha hecho nuestro hermano, Jesús, Salvador de todo hombre y de toda mujer”.

Francisco explicó: “Mirándote, Madre nuestra Inmaculada, reconocemos la victoria de la divina Misericordia sobre el pecado y sobre todas sus consecuencias; y se enciende en nosotros la esperanza de una mejor vida, libre de la esclavitud, rencor y miedo”. “Hoy, aquí, en el corazón de Roma, sentimos tu voz de madre que llama a todos a ponerse en camino hacia aquella Puerta, que representa a Cristo. Tú dices a todos: ‘Vengan, acérquense confiados; entren y reciban el don de la Misericordia; no tengan miedo, no sientan vergüenza: el Padre los espera con los brazos abiertos para darles su perdón y recibirlos en su casa. Vengan todos a la fuente de la paz y de la alegría’.”, “Que tú seas bendita, ahora y siempre, Madre. Amén”.








All the contents on this site are copyrighted ©.