2015-10-16 20:08:00

Las tentaciones no nos deben ni asustar ni desconcertar, y ni siquiera desalentar, dice Francisco


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

En el examen espiritual de conciencia que Francisco hizo al final del Sínodo 2014 dijo que “las tentaciones no nos deben ni asustar ni desconcertar, y ni siquiera desalentar, porque ningún discípulo es más grande que su maestro. Por lo tanto, si Jesús fue tentado —y además llamado Belzebú (cf.Mt 12, 24)—, sus discípulos no deben esperarse un trato mejor.”

Es más, como buen jesuita el Papa afirmó: “Personalmente me hubiese preocupado mucho y entristecido si no hubiesen estado estas tentaciones y estos animados debates; este movimiento de los espíritus, como lo llamaba san Ignacio (EE, 6), si todos hubiesen estado de acuerdo o silenciosos en una falsa y quietista paz. En cambio, he visto y escuchado —con alegría y gratitud— discursos e intervenciones llenas de fe, de celo pastoral y doctrinal, de sabiduría, de franqueza, de valentía y de parresia. Y he percibido que se puso delante de los propios ojos el bien de la Iglesia, de las familias y la «suprema ley», la «salud de las almas» (cf. can. 6/10/2015. Y esto siempre —lo hemos dicho aquí, en el aula— sin poner jamás en duda las verdades fundamentales del sacramento del matrimonio: la indisolubilidad, la unidad, la fidelidad y la procreación, o sea la apertura a la vida (cf. can. 1055, 1056 y Gaudium et spes, 48)”.

Este discurso, con aquel del inicio, también de Francisco, más la Relatio Synodi, son los 3 documentos oficiales del Sínodo 2015.

 








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