2015-09-22 19:34:00

Un hogar sin fronteras, para recibir al Papa y a las familias del mundo, con el corazón de la misericordia de Dios


(RV).- Con una alegría contagiosa, amable y cordial, Filadelfia - ciudad del amor fraternal - es un hervidero de entusiasmo. Pudimos ver, desde el aeropuerto al centro de la cuna de Estados Unidos, donde se firmó la independencia, que el que llega siente el abrazo de sus habitantes que se desviven para acoger a los participantes en la cita del Papa Francisco con las familias del mundo.

"Acontecimiento de gracia", que el Obispo de Roma mira con "confianza y esperanza", como escribió él mismo en su Carta para el VIII Encuentro Mundial de las Familias. Y no sólo podemos ver la alegría de los filadelfios. Vemos también la de las familias que están llegando de todo el mundo, que se saludan entre ellas como si se conocieran de toda la vida, aunque en realidad no sea así. Las une la fe. El clima es el de un hogar sin fronteras, multicolor, de toda edad, lengua y tradición. Una familia de familias.

Llegan de todos los rincones del mundo y en representación de  todas las que no han podido peregrinar hasta aquí, para compartir sus anhelos, sus dificultades, su esperanzas. Son el centro de la atención del Papa y de la Iglesia universal, el centro del camino sinodal dedicado a la familia, con una especial atención y ternura hacia las familias que más sufren material y espiritualmente y que más necesidad tienen de ser acompañadas y de percibir la misericordia del corazón de Dios, que es Jesús.

Y precisamente en este marco adquiere un significado, tan profundo como entrañable, el gesto con el que el Papa Francisco quiere culminar este Encuentro Mundial, entregando el Evangelio de Lucas, la buena noticia de la Misericordia, a familias de grandes ciudades de los cinco continentes: Kinshasa, África; La Habana, América; Hanoi, Asia; Sydney, Australia y Marsella, Europa. La entrega simbólica del Papa pondrá en marcha un millón de copias de este texto en esas ciudades, con el anhelo de que el Evangelio de la Misericordia llegue también a los lugares más pobres y a las periferias. Y de que la Palabra del Señor Jesús alimente a las familias del mundo, las custodie y las impulse a estrechar lazos de amor entre ellas, en la Iglesia y en la sociedad.

"El Sínodo de la Familia no lo quise yo. Lo quiso el Señor"... dijo el Santo Padre en la entrevista que concedió a la periodista Valentina Alazraki de Televisa. Hablando de cómo se había elegido el tema sinodal, el Papa Francisco explicó que se dio cuenta de que "el Señor lo quiso" y "bien querido", reiteró, refiriéndose a los desafíos que la familia tiene que afrontar hoy en el mundo.

Con el Papa Francisco en Estados Unidos, Cecilia de Malak








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