2015-08-20 15:35:00

Inauguración del Centro de Jóvenes por la paz en Acapulco, México



(RV).- “Como Iglesia nos hemos comprometido a atender y acompañar de manera cercana a los jóvenes, para construir juntos la nueva cultura del amor y de la paz”. Lo escribe Monseñor Carlos Garfias Merlos, Arzobispo de Acapulco en México, al explicar el objetivo del Centro de Jóvenes por la paz, inaugurado en la Parroquia local dedicada a la Inmaculada Concepción de María. “Consideramos que los jóvenes deben ser reconocidos, valorados y escuchados” – añade el Prelado – puesto que son “protagonistas de una nueva evangelización y partícipes de la construcción de una perspectiva de vida”.

Los jóvenes, esperanza de la sociedad

“Reconocemos en los jóvenes – agrega – una realidad fundamental: son el camino de la esperanza para promover una nueva concepción de la cultura del amor y de la paz. Con su participación activa, su ímpetu y su espíritu incansable, los jóvenes merecen ser acompañados en su proceso de crecimiento y maduración”.

Naturalmente, Monseñor Garfias Merlos no olvida señalar que en ciertos sectores juveniles “las presiones sociales, algunas modas y tendencias, los conflictos y amenazas como el narcotráfico y la cultura de la muerte, los han alejado del camino correcto” y, por esta razón, afirma que “hay que acompañar de manera acertada, sincera y cálida para encaminar todas esas energías hacia el lugar correcto y lograr que los jóvenes influyan en la transformación de la sociedad e impulsen la civilización del amor”.

Las “estrategias” de la Iglesia para promover la paz

Al dirigir la mirada al momento difícil que atraviesa México, a causa de la violencia, el aumento de la pobreza y el desempleo, y la crisis económica y social, el Arzobispo de Acapulco recuerda las “tres líneas estratégicas” preparadas por la Iglesia local, comenzando por “la conversión pastoral para la paz”, que consiste en generar las condiciones, construir las capacidades necesarias y adecuar las estructuras eclesiales, para que la Iglesia esté al servicio de la construcción de la paz.

Prevenir la violencia y reconstruir el entramado social

La segunda línea estratégica, según monseñor Garfias Merlos es “la prevención de la violencia en las comunidades” y la reconstrucción del entramado social”, llevadas adelante también gracias a una docena de proyectos en treinta y cinco parroquias de Acapulco, que implican a las familias y a las comunidades, dando origen a iniciativas de economía solidaria, diálogo social y sensibilización sobre temas relacionados con la paz y la reconciliación.

Atención a las categorías más vulnerables

La tercera estrategia que destaca el Arzobispo mexicano corresponde al modelo de atención y acompañamiento que se está desarrollando con apoyo de la pastoral juvenil de la Arquidiócesis por medio del deporte y la inserción laboral y escolar. Y recuerda a las categorías sociales que más padecen la crisis por lo que son sumamente vulnerables, tal como es el caso de las víctimas de la violencia, los enfermos y los jóvenes desocupados y privados de oportunidades de desarrollo.

Por otra parte, Monseñor Carlos Garfias Merlos subraya que la contribución de la Iglesia a la sociedad parte de valores determinados como son la paz y la justicia duraderas, que no son posibles sin un desarrollo integral; sin olvidar la “justicia restaurativa” que se acerca al dolor de las víctimas, y sanciona al culpable ayudándolo a volver a insertarse en la sociedad, junto a la verdad, el perdón y la reconciliación, que son valores humanos fundados en el Evangelio de Jesús, por lo que son pilares de la paz.

Llamamiento a los jóvenes a luchar por un mundo mejor

​De ahí la exhortación final de Monseñor Garfias Merlos a los mismo jóvenes, a fin de que este nuevo Centro por la paz “produzca abundantes frutos en su vida como las ganas de vivir y de luchar por un mundo mejor, que los ayuden a ser corresponsables en la transformación de la sociedad tan tristemente dañada por la violencia y la división, pero sobre todo, que los ayuden a crecer integralmente.

A ustedes, queridos jóvenes – concluye el Arzobispo – quisiera repetirles la invitación que en varias ocasiones nos ha dicho el Papa: “No permitan que les roben la esperanza”. Y que la Santísima Virgen María, Nuestra Señora de la Soledad, Inmaculada desde su concepción, los acompañe con su presencia maternal y haga fructífero este Centro de Jóvenes por la Paz. Así sea”.

(María Fernanda Bernasconi - RV).








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