2015-08-19 12:43:00

La Voz de Francisco en tu Radio con la catequesis del 19 de agosto


(RV).- En el miércoles 19 de agosto el Papa impartió su catequesis en el Aula Pablo VI del Vaticano ante la presencia de peregrinos llegados de cada parte del mundo, con las reflexiones sobre los ritmos que marcan la vida familiar, y en esta ocasión habló del trabajo.

Comunmente necesario para mantener a la familia, el trabajo se aprende ante todo “en la familia”, dijo el Papa; es ella la que educa con el ejemplo de los padres, quienes trabajan por el bien de la familia y de la sociedad:

«Queridos hermanos y hermanas: en la catequesis de hoy reflexionamos sobre el trabajo y la familia. Como se puede leer en el libro del Génesis, el trabajo pertenece al proyecto de Dios en la creación. El mismo Jesús era conocido como el “hijo del carpintero” ».

De una persona seria, honesta, lo más bello que se puede decir: ‘es un trabajador’, dijo el Papa. San Pablo, el gran pregonero de Jesucristo, decía a los cristianos: “el que no quiera trabajar, que no coma” (2 Ts 3,10), refiriéndose explícitamente, explicó el Sucesor de Pedro, a la falsa espiritualidad de algunos que, de hecho, vivían sobre las espaldas de sus hermanos sin hacer nada (2 Ts 3,11). La falta de trabajo, prosiguió, "daña el espíritu" como la falta de oración "daña la actividad práctica", y es por eso que oración y trabajo deben estar juntos, en armonía, “tal como enseñaba san Benito”.

«El trabajo es algo propio de la persona humana, y expresa su dignidad de criatura hecha a imagen de Dios. Por eso, la gestión del trabajo supone una gran responsabilidad social, que no se puede dejar a merced de la lógica del beneficio o de un mercado divinizado, en el que con frecuencia se considera a la familia como un peso o un obstáculo a la productividad».

“¡El trabajo es sagrado, el trabajo da dignidad a una familia!”. “Causar una pérdida de puestos de trabajo significa causar un grave daño social”.

 «Un trabajo que se aparta de la alianza de Dios con el hombre, y no respeta sus cualidades espirituales, tiene consecuencias negativas que golpean a los más pobres y a las familias. La misma vida civil y el hábitat natural terminan corrompiéndose».

La moderna organización del trabajo muestra a veces una tendencia peligrosa a considerar a la familia como un peso para la productividad del trabajo. “Pero preguntémonos: ¿cuál productividad? ¿Y para quién?” La así llamada “ciudad inteligente”, sin duda “rica en servicios y organización”, señaló el Obispo de Roma, es a menudo es hostil para con los niños y los ancianos. “Cuando la organización del trabajo la tiene como rehén, u obstaculiza su camino, podemos estar seguros que la sociedad humana ha comenzado a trabajar contra sí misma”.

«En esta coyuntura, las familias cristianas tienen la gran misión de manifestar los aspectos esenciales de la creación de Dios, como son la identidad y el vínculo del hombre y la mujer, la generación de los hijos, el trabajo que cuida la tierra y la hace habitable».

“La pérdida de estos aspectos fundamentales es una cosa muy seria y en la casa común ya hay demasiadas grietas”, y aunque la tarea no es fácil y pueda parecer que se es “como David frente a Goliat”, “sabemos”, animó el Papa, “cómo terminó aquel desafío”. «Que Dios nos conceda el recibir con alegría y esperanza su llamada en este momento difícil de nuestra historia».

«Pidamos a la Virgen María que interceda por todas las familias, y especialmente por las que sufren a causa del desempleo y la crisis, para que se les ayude a cumplir su importante misión en la Iglesia y en el mundo. Muchas gracias y que Dios los bendiga».

(GM – RV)

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