Hay hambre de pan y también hambre de Vida plena, dijo Francisco

REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

Así como es necesario distinguir entre pan común y pan  integral, hay que distinguir entre hambre de pan y hambre de vida y entre pan para el cuerpo y pan completo. El nombre: “pan integral” está bien puesto, porque tiene toda la semilla completa del trigo, pero no se llama pan completo porque es un pan material y el ser humano no es solo un cuerpo, un organismo físico.

Podríamos confundir el hambre físico con el hambre de vida y descuidar un aspecto fundamental de nuestra existencia. Esto es lo que enseña Jesús en el evangelio de la multiplicación de los panes en el capítulo sexto de san Juan. Jesús ve que la multitud vuelve al día siguiente y les dice. “Ustedes me buscan porque comieron pan hasta saciarse. Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre”.

El 2 de agosto de 2015 Papa Francisco dijo a los peregrinos que llegaron para escucharlo y recibir su bendición: “Jesús habla de otro alimento, habla de un alimento que no es perecedero y que está bien buscar y recibir”. “Con estas palabras nos quiere hacer entender que, además del hambre físico el hombre lleva en sí mismo otro hambre – todos nosotros llevamos este hambre - un hambre más importante, que no puede ser saciado con un alimento ordinario. Se trata del hambre de vida, el hambre de eternidad que sólo Jesús puede saciar, porque es “el pan de Vida”.

¿Qué pensás y sentís sobre esto? Porque, aunque también hay gente que roba el pan o se lo saca de la boca a los pobres, tanto vos como yo hoy, me parece, estamos trabajando para ganarnos el pan de la familia. Francisco dijo que Jesús se refiere en esta ocasión a la Eucaristía, a tomar la comunión en la misa y afirmó que es “el don más grande que sacia el alma y el cuerpo”. ¿Estoy trabajando por el pan completo, es decir, el pan del cuerpo y del alma que es Jesús, pan de Vida?