2015-06-20 10:25:00

Signos de Sacrificio de un Amor muy Grande


PEREGRINO CON FRANCISCO, desde Turín, jesuita Guillermo Ortiz

(RV).- La imagen del Santo Sudario que 'se comporta como un documento fotográfico, con su negativo y positivo', según Benedicto XVI en su peregrinación a Turín para venerar el Santo Sudario en 2010, “es un relato despiadado y misterioso; un mensaje escrito con sangre”.

Pero no es un quinto Evangelio solamente porque muestra en detalle lo mismo que refieren los Evangelios sobre la pasión y muerte de Jesús, es decir 120 latigazos con flagelos con puntas de metal o hueso; un casco de espinas y no una corona; golpes y caídas con el rostro también en tierra; los huecos de los clavos y del lanzazo agudo hasta el corazón, en el pecho, porque la imagen impresa es una reliquia, un rastro claro del sentido; del porqué de esta muerte así dolorosa, que en frase de Pablo es: 'Me amó y se entregó por mí'. Es aquello que se lee en el Evangelio como la decisión determinada y libre de Jesús de ofrecer su vida por amor: “…mi cuerpo será entregado por ustedes… mi sangre derramada, para el perdón de los pecados…”.

Esta imagen en el lienzo, que la ciencia no puede explicar ni reproducir de ningún modo, es un testimonio de la donación de amor de Jesús hasta el extremo, que como Sumo y Eterno Sacerdote se ofrece en sacrificio para ponerle freno a la violencia de la muerte y del mal; para obtenernos el perdón.

Pero el misterioso Sudario es testimonio también de que Jesús no pudo ser retenido por las mortajas de la muerte, de que el cuerpo de Jesús no se corrompió dentro del lienzo, ni el lienzo con él. Por eso la reliquia de más de 2000 años cobra vida si la miramos pidiendo la gracia de ver, sentir y conocer; contemplar en ella el sentido profundo de la ofrenda de Amor de Jesús: 'Me amó y se entregó por mí'.








All the contents on this site are copyrighted ©.