2015-05-31 10:36:00

Gracias al Bautismo somos parte del Misterio de Comunión de Amor del Dios Vivo , dijo el Papa sobre la Trinidad


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

“La Trinidad es comunión de Personas divinas, las cuales son una con la otra, una para la otra y una en la otra: esta comunión es la Vida de Dios, el misterio de amor del Dios Vivo”, dijo el Obispo de Roma en la Solemnidad, antes de la oración del Ángelus en la plaza del Santuario de san Pedro llena de peregrinos.

El Papa explicó que Jesús resucitado envió a los discípulos a Bautizar en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, que la Iglesia ha heredado el mandato misionero y que cada uno de nosotros, gracias al Bautismo, formamos parte de esta comunidad de Amor del Dios Vivo.

La solemnidad litúrgica, dijo Francisco, “al tiempo que nos hace contemplar el misterio estupendo - del cual provenimos y hacia el cual vamos - nos renueva la misión de vivir la comunión con Dios y entre nosotros, sobre el modelo de la comunión trinitaria. No estamos llamados a vivir ‘los unos sin los otros, encima o contra los otros’, sino ‘los unos con los otros, por los otros y en los otros’.” Ello significa, expresó, “acoger y testimoniar concordes la belleza del Evangelio; vivir el amor recíproco y hacia todos, compartiendo alegrías y sufrimientos, aprendiendo a pedir y conceder el perdón, valorizando los diversos carismas, bajo la guía de los Pastores”, y especificó que “se nos encomienda la tarea de edificar comunidades eclesiales que sean cada vez más familia, capaces de reflejar el esplendor de la Trinidad y de evangelizar, no sólo con las palabras, sino con la fuerza del amor de Dios, que habita en nosotros”.

El Sucesor de Pedro animó a que “intentemos mantener siempre elevado el ‘tono’ de nuestra vida, recordándonos para qué fin, para cuál gloria nosotros existimos, trabajamos, luchamos, sufrimos. Y a cuál inmenso premio estamos llamados”.

Finalmente, concluyendo el mes mariano de mayo, el Vicario de Cristo se encomendó con todos a la Virgen María, para que Ella nos guíe de la mano; nos ayude a percibir los signos de la presencia de Dios; nos obtenga amar al Señor Jesús con todo el corazón, para caminar hacia la visión de la Trinidad, meta maravillosa a la cual tiende nuestra vida. Y pidió a la Virgen que “que ayude a la Iglesia, misterio de comunión, a ser siempre comunidad hospitalaria, donde toda persona, especialmente pobre y marginada, pueda encontrar acogida y sentirse hija de Dios, querida y amada”.








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