2015-03-21 10:32:00

El Centro está en la periferia con Francisco


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

Francisco sale para ir al Centro. Un centro que ya no está más en la metrópolis, que erigiendo su ídolo el dios dinero, polariza su eje en el shopping y dentro de él, el banco, la bolsa de valores, la casa de cambio. El Obispo de Roma sale para entrar a una ciudad periférica como Nápoles, pero por el centro mismo del mundo; por esa red espiritual que confluye en los santuarios.

Como el mismo Vesubio -que interiormente se conecta directamente con el vientre candente de la tierra-, así, la Madre misma de Jesús de Nazaret, actúa en el Valle de Pompeya como un punto de encuentro y comunión entre el cielo y la tierra, entre lo espiritual y lo material, entre Dios y los hombres, en ese flujo de oración y caridad; de la Vida plena que ofrece Jesús resucitado y que tiene como vertientes los santuarios de la Virgen en el mundo.

Aquí sí - lo mismo que en muchos pueblos del mundo - la ciudad nueva de Pompeya se hizo y creció en torno al Santuario y las obras de caridad que construyó un laico, el ahora beato Bartolo Longo por el 1870. Y la corriente espiritual de esta nueva vertiente de vida, continua siendo el Centro aún hoy de la vida de la ciudad, entre la oración, los sacramentos y las obras de caridad fundadas por Longo en torno a la Virgen del Santo Rosario.

Y cercano a este centro espiritual - ubicado en lo que para el mundo es una periferia difícil - el Sucesor de Pedro encuentra a los descartados por el ídolo que en la metrópolis gana el centro, es decir, a los marginados del falso centro, todos los excluidos del dios dinero. El Papa, en el Centro vuelve a descentrarse y va a la periferia del mismo Centro, a la gente común, a los jóvenes, los cuales la mayoría tienen dificultades para tener trabajo y formar una familia, va con los enfermos y ancianos, con los encarcelados. Nuevamente el centro no está en aquellos que el mundo considera exitosos. Otra vez el Centro no está en el “centro”, porque parece que aún en el mismo Centro el centro está en la periferia, es decir, en el hermano en el que la misma carne de Cristo sufre. Cristo sufriente en el hermano es la periferia del Centro verdadero. Como esa periferia de la fe, que es el milagro de la sangre de san Genaro en Nápoles.

Desde Nápoles, misionando y rezando con Francisco, jesuita Guillermo Ortiz de RADIO VATICANA








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