2015-03-11 12:05:00

"El Señor no nos descarta jamás". Catequesis del Papa


(RV).- Como lo anunció la semana pasada, prosiguiendo con sus catequesis sobre la familia, el Santo Padre dedicó su reflexión de este miércoles nuevamente a los ancianos. El Papa Francisco partió de una afirmación: es verdad que la sociedad tiende a descartarnos, pero ciertamente, el Señor no. “Él no nos descarta jamás” y nos llama a seguirlo en cada edad de la vida. En ese sentido, el Obispo de Roma explicó que la ancianidad “contiene una gracia y una misión”: “la ancianidad es una vocación”.

Este período de la vida es diferente de los otros y un poco tenemos que “inventárnoslo”, dijo, porque “nuestras sociedades no están listas, espiritual y moralmente” a dar a este momento de la vida su pleno valor.

A partir del Evangelio de Lucas que nos habla de los ancianos Simeón y Ana, siempre atentos en espera de la venida del Mesías, que cuando reconocieron al niño Jesús recibieron nuevas fuerzas para bendecir a Dios con un hermoso cántico de alabanza, el Papa exhortó a los abuelos y ancianos a convertirse, también ellos, en poetas de la oración: “Cantar los signos de Dios, proclamar los signos de Dios”.

(GM - RV)

Síntesis de la catequesis que el Papa pronunció en nuestro idioma:

“Queridos hermanos y hermanas: La catequesis de hoy está centrada en la importancia que los abuelos tienen en la familia y en la sociedad. Ciertamente, se trata de una etapa especial de la vida y, hasta cierto punto, novedosa, también para la espiritualidad cristiana. Pero el Señor nos llama a seguirlo en todos los momentos y circunstancias. Las personas mayores también tienen una misión que cumplir y una gracia especial para llevarla a cabo.

El Evangelio de Lucas nos habla de los ancianos Simeón y Ana, que estaban en el Templo de Jerusalén, siempre atentos en espera de la venida del Mesías. Y, cuando lo reconocieron en el Niño Jesús, recibieron nuevas fuerzas para bendecir a Dios con un hermoso cántico de alabanza y anunciar la liberación a todo el pueblo. Como ellos, los abuelos de hoy están llamados a formar un coro permanente en el gran santuario espiritual de nuestro mundo, a sostener con su oración e infundir ánimo con su testimonio a cuantos luchan en el campo de la vida. La plegaria de los mayores es un gran don para la Iglesia; y sus palabras, una inyección de sabiduría para la sociedad, muchas veces ocupada en mil cosas y distraída de lo esencial. El corazón de los abuelos, libre de resentimientos pasados y de egoísmos presentes, tiene un atractivo especial para los jóvenes, que esperan encontrar en ellos un apoyo firme en su fe y sentido para su vida.

Saludo a los peregrinos de lengua española venidos de España, Puerto Rico, Argentina, México y otros países latinoamericanos. Queridos hermanos, cuánto me gustaría que la Iglesia pudiera superar la cultura del descarte, promoviendo el reencuentro gozoso y la acogida mutua de las distintas generaciones. Recemos todos por esta intención. Gracias".








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