2015-01-03 14:08:00

Papa: paz para la humanidad, invoquemos a la Madre de Dios


Programa en lengua española dirigido a Guinea Ecuatorial y al continente africano

Año Nuevo con el Papa Francisco

- El primer día del 2015, el Papa Francisco, deseó que la «dulce Madre de Dios y Madre nuestra nos obtenga la bendición del Señor para toda la familia humana».

- «¡Invoquemos su intercesión para que el Señor nos de la paz en nuestros días: paz en nuestros corazones, paz en las familias, paz entre las naciones!», invitó el Obispo de Roma, destacando que este año, en concreto, el mensaje para la Jornada Mundial de la Paz lleva por título: «No más esclavos, sino hermanos».

- «Todos estamos llamados a ser libres, todos a ser hijos y, cada uno de acuerdo con su responsabilidad, a luchar contra las formas modernas de esclavitud», reiteró el Papa Francisco y dirigió un llamamiento para que: «desde todo pueblo, cultura y religión, unamos nuestras fuerzas. Que nos guíe y sostenga Aquel que para hacernos a todos hermanos se hizo nuestro servidor».

- Y también el último día del 2014, invocó a María, que «ha dado al mundo al Salvador», para que nos ayude a acogerlo con el corazón abierto, para ser y vivir verdaderamente libres, como hijos de Dios.

- Agradecer y pedir perdón, alentó el Papa Francisco en su homilía de las primeras Vísperas, de la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios, con el canto del Te Deum en acción de gracias, la adoración y la bendición Eucarística. En el día en que, al concluir el año civil,  la Iglesia se dirige a su Señor para adorarlo, darle gracias, alabarlo, pedir perdón e invocar su bendición.

- «Que la Virgen Santa, la Santa Madre de Dios, que está en el corazón del templo de Dios, Ella que ha dado al mundo al Salvador, nos ayude a acogerlo con el corazón abierto, para ser y vivir verdaderamente libres, como hijos de Dios», deseó el Santo Padre, haciendo hincapié en que «la santa madre Iglesia nos enseña a concluir el año y también nuestros días con un examen de conciencia». Y reiterando que «la actitud de agradecer nos dispone a la humildad, a reconocer y a acoger los dones del Señor».

- Y como Obispo de Roma, destacó la importancia del examen de conciencia para los cristianos, alentando a un renacer espiritual y moral, a un renovado compromiso para «construir una ciudad más justa y solidaria, donde los pobres, los débiles y los marginados estén en el centro de nuestras preocupaciones y de nuestras acciones de cada día. ¡Es necesaria una gran y cotidiana actitud de libertad cristiana para tener el coraje de proclamar, en nuestra Ciudad, que hay que defender a los pobres, y no defenderse de los pobres, que hay que servir a los débiles y no servirse de los débiles!», enfatizó el Papa subrayando una vez más que «cuando en una ciudad se cuida, socorre y ayuda a los pobres y a los débiles a promoverse en la sociedad, ellos revelan el tesoro de la Iglesia y un tesoro en la sociedad».

- Pero, «cuando una sociedad ignora a los pobres, los persigue, los criminaliza, los obliga a ‘mafiarse’, esa sociedad se empobrece hasta la miseria, pierde la libertad y prefiere ‘el ajo y las cebollas’ de la esclavitud, de la esclavitud de su egoísmo, de la esclavitud de su pusilanimidad y esa sociedad deja de ser cristiana».

- Recordando que «Dios ha enviado a su Hijo a rescatarnos con el precio de su sangre. Y si hay un rescate es porque hay una esclavitud. Nosotros éramos hijos, pero nos volvimos esclavos, siguiendo la voz del Maligno. Nadie nos rescata de aquella esclavitud substancial sino Jesús, que ha asumido nuestra carne de la Virgen María y murió en la cruz para liberarnos, liberarnos de la esclavitud del pecado y devolvernos la condición filial perdida», el Papa señaló que «hay siempre en nuestro camino existencial una tendencia a resistirnos a la liberación; tenemos miedo de la libertad y, paradójicamente, preferimos más o menos inconcientemente la esclavitud».

(CdM – RV)








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