Actividades de la Santa Sede
(RV).- “Jesús es el evangelizador por excelencia y el Evangelio en persona”, escribe el Pontífice, destacando que “su solicitud especial por los más vulnerables y excluidos nos invita a todos a cuidar a las personas más frágiles y a reconocer su rostro sufriente, sobre todo en las víctimas de las nuevas formas de pobreza y esclavitud.
El Papa también recuerda las palabras del Jesús: “Tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, fui forastero y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, en la cárcel y vinieron a verme”.
El Santo Padre destaca que la misión de la Iglesia, peregrina en la tierra y madre de todos es, por tanto, amar a Jesucristo, adorarlo y amarlo, especialmente en los más pobres y desamparados; entre los que ciertamente están los emigrantes y los refugiados, que intentan dejar atrás difíciles condiciones de vida y todo tipo de peligros. Por eso, el lema de la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado de este año es: “Una Iglesia sin fronteras, madre de todos”.
(María Fernanda Bernasconi - RV).
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