2014-11-10 13:07:00

“La cruz de Cristo es un desafío para todos”, recuerda el Card. Tauran en ocasión del 25° aniversario de la caída del Muro de Berlín


La caída del Muro de Berlín sin duda alguna ha sido un evento que cambió el curso de la historia contemporánea. Veinticinco años después la palabra al cardenal Jean-Louis Tauran, que en 1989 era sub secretario para las Relaciones con los Estados.

R. – Le Pape Jean-Paul II disait toujours que le système communiste était miné…

Juan Pablo II decía siempre que el sistema comunista estaba corroído desde dentro y que un día u otro habría caído. Pero nadie habría pensado jamás que esto sucedería tan rápido y, sobre todo, sin un baño de sangre. Prácticamente, no ha habido víctimas… en 1978, su elección había generado desbarajustes: de hecho, con el Arzobispo de Cracovia elegido Papa el sistema no funcionaba más. Diez años después, quién habría imaginado que con esas palabras – “No tengan miedo: la verdad vencerá” – el Muro habría caído… Creo que esta evolución fue introducida por la atmosfera generada por los Acuerdos de Helsinki y luego por la acción de dos hombres, protagonistas de la historia: Juan Pablo II y Gorbachov, estos tres elementos juntos.

P.- Un mes después de la caída del Muro, Mikhail Gorbachov vino al Vaticano, en visita a Juan Pablo II. Obviamente, fue una visita histórica. ¿Qué recuerdos conserva de esos momentos?

R.- Eh bien, moi je me souviens de ce qu’avait dit le Pape...

Recuerdo muy bien lo que decía el Papa: Gorbachov es un hombre del mundo soviético que razona en términos modernos.

P.- Y para la preparación de esta visita, ¿había una atmosfera particular, febril?

R. – Le Pape, je veux vous dire…

El Papa, quiero decir, durante todo un mes preparó esta visita leyendo un pasaje del Nuevo Testamento en Ruso. Cuando se encontraron, uno hablaba en polaco, el otro en ruso y se entendieron muy bien…

P.- ¿Recuerda una anécdota, algo que le ha impresionado de manera particular en aquel momento en el cual la historia dudaba?

R. – Je me souviens avoir parlé avec des diplomates soviétiques à la Conférence…

Recuerdo, en ocasión de la Conferencia para la seguridad y la cooperación en Europa – a la cual participaba como representante de la Santa Sede – de haber hablado con algunos diplomáticos soviéticos. El punto de quiebre fue en aquel día, en el mes de mayo, en el cual el Patriarca Pimen hizo una entrevista que luego salió en la primera página del “Pravda”. En ese momento, entendimos que las cosas estaban cambiando.

P.- ¿Qué recuerda de los años ochenta, de aquella época de la ciada de un bloque, cuando usted estaba en el cuerpo diplomático vaticano?

R. – D’abord, l’immense courage de ces évêques et de ces prêtres, emprisonnés…

En tanto, la inmensa valentía de los obispos y sacerdotes, prisioneros, torturados… Para mí, fue muy conmovedor. Creo que cada siglo tiene sus mártires. Creo también que la ilusión más grande que se podía hacer, era aquella de pensar que se podía tener un “cristianismo de moda”, que gustara a todos… La cruz de Cristo es un desafío para todos, nos lo recuerda siempre.








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