IMÁGENES QUE ILUMINA LA LITURGIA SEMANAL - 4 al
9 de agosto
(RV).- (Audio) Un viejo confesionario
en Ars, Francia, de un cura generoso con la misericordia de Dios; la basílica mayor
de Roma dedicada a la Virgen María -donde hay un retrato que se dice pintó san Lucas
de la misma María de Nazaret-; el Rostro de Jesús y sus vestiduras resplandecientes;
miles de obreros que ruegan en Argentina al santo del pan y el trabajo por intercesión;
el estudio de la teología para ayudar a salir de la confusión religiosa, espiritual;
la fe y el amor cristiano sostenidos hasta el martirio en el horrible infierno del
Campo nazi de Concentración de Auschwitz; son algunas de las imágenes que la liturgia
de esta semana ilumina en el altar y sagrario del corazón creyente.
El lunes
4 recordamos a san Juan María Vianney, el cura de Ars, patrono de los párrocos, que
dedicado al confesionario muchos horas del día, dio a miles de penitentes la alegría
y la paz del perdón de Dios. El martes 5 la Dedicación de la Basílica de Santa María
Mayor en Roma. El miércoles 6 es la Fiesta de la Transfiguración del Señor en el monte
Tabor, con Pedro, Santiago y Juan como testigos. El jueves 7 de agosto celebramos
a san Cayetano, italiano, que en el país de Papa Francisco, tiene muchos devotos porque
en Argentina es patrono del pan y del trabajo. (Distinto de Venezuela donde el patrono
del trabajo es son Onofre que se celebra el 4 de agosto). Miles de peregrinos agradecen
el trabajo y el pan conseguidos por su intercesión. Y miles y miles de personas sin
trabajo lo piden a Dios por intercesión de este santo. Quiere decir que Cayetano escucha
y cumple, pero también hace ver que falta trabajo digno para la gente. El viernes
8 recordamos a santo Domingo de Guzmán, español. Recibió de la misma Virgen María
el Rosario que tantos rezan y es fundador de la Orden de los Predicadores; los Dominicos.
El sábado 9 recordamos a Edith Stein, o Teresa Benedicta de la Cruz, monja carmelita
mártir del Campo de Concentración.
Santos y santas de Dios, rueguen por nosotros,
para que por el perdón de Dios misericordioso, seamos liberados de todo mal, para
que por el conocimiento de Jesucristo y después de las fatigas y sacrificios por el
pan del cuerpo y del alma, contemplemos el Rostro glorioso de Jesús resucitado, nuestra
paz y alegría interminable.
Contemplando estas imágenes me viene esta idea:
La misericordiosa ternura de Dios que gozamos en el confesionario, llega a nosotros
como fruto bendito del vientre de María y resplandece en el Rostro de Jesús resucitado.
Esta luz de la resurrección se anticipa en la Transfiguración y nos llena con la alegría
del perdón en la absolución de los pecados. El trabajo por el pan de cada día es
también un don de Dios -por Jesucristo- que nos dignifica. Jesús, hijo del carpintero,
también trabajó como artesano. Por eso agradecemos a Dios y le pedimos pan y trabajo,
por intercesión de los santos que trabajaron duro, rezaron mucho y son nuestros intercesores
ante Dios. La ciencia y sabiduría de los teólogos, predicadores, catequistas, que
nos ayudan a conocer y escuchar a Jesús, Hijo de Dios, nos permite superar la confusión
espiritual, religiosa y alimentar nuestra fe.
El perdón de Dios; la intercesión
de la Virgen y los santos; el don del trabajo por el pan, el conocimiento de Jesús;
la oración y contemplación de su Gloria, nos hacen capaces de dar la vida por los
demás como Jesús, cotidianamente y hasta con el martirio.