2014-08-01 12:06:50

El Gran Negocio del Diablo


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

(RV).- (Con audio) RealAudioMP3 La historia continúa cargándose de muertos y heridos por miles y de tantos niños huérfanos que juegan entre ruinas de hogares, escuelas, hospitales y edificios abandonados por el miedo, porque hay gente que lucra con la guerra.

En Medio Oriente las “treguas” sirven para reproyectar tácticas y estrategias que den mayor potencia letal y destructiva a las armas. Y no para pensar que también ésta es una “masacre inútil”, como recordó Francisco Papa de la primera Guerra Mundial, y como son todas estas peleas: “masacres inútiles”.
Treguas que no son para detener definitivamente la muerte de inocentes y resolver diplomáticamente la contienda, porque detrás está la gente que quiere la guerra, que necesita que haya guerra, que alimenta la guerra con título y traje diplomático.

Otra “cortina de humo” más es la noticia de la entrada de expertos en la zona del avión malasino abatido, porque los de Inteligencia ya sabían de antes quien es el responsable y quien es el que gana con la guerra constante y en todas partes.

El objetivo es que no haya paz, que haya guerra. Además de los que empuñan las armas con la fuerza asesina y destructiva del odio, para gozar enfermamente el poder de sembrar el miedo, la confusión, están los más grandes terroristas, que poseídos y dominados por el espíritu de codicia, lucran inescrupulosamente con la guerra considerándose dueños de la vida de otros seres humanos. “No matarás”, dice el mandamiento.

Conocemos el viejo dicho que afirma que “a las armas las carga el diablo”. Deberíamos agregar que antes de cargar las armas para que reine el genocidio y la destrucción, el demonio posee el corazón de algunos y los domina con la infección del espíritu de codicia.

El Obispo de Roma insistió una vez más: "Les suplico que se detengan. Se los pido con todo mi corazón". Y continúa exhortando a la oración de todos por la paz.
Jesús que dice: “No se puede servir a Dios y al dinero”, dice también: “Felices los que trabajan por la paz”.

¿De qué lado estoy?, ¿De que lado estás?







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