Guiar al pueblo a la unidad y reconciliación, exhortación del Papa a los obispos de
Zimbabue
(RV).- ''La Iglesia en su país se ha mantenido firmemente unida a su gente, tanto
antes como después de la independencia y ahora también en estos años de sufrimiento
abrumador en que millones de personas han abandonado el país en la frustración y la
desesperación, en que muchas vidas se han perdido y tantas lágrimas se han derramado'',
escribe el Papa Francisco en el discurso que ha entregado esta mañana a los obispos
de la Conferencia Episcopal de Zimbabue, al final de su quinquenal visita ad Limina.
El Santo Padre, reflexiona sobre el crecimiento de la Iglesia en ese país, parecido
al de un árbol joven y fuerte, lleno de vida que ha dado fruto y no deja de mencionar
que muchas generaciones, entre ellas miembros de la clase política, se han educado
en las escuelas católicas. Después elogia a los prelados porque, en el ejercicio de
su ministerio profético, han dado voz a todas las personas que sufren en Zimbabue
, en especial a los oprimidos y los refugiados como dejaron patente en la Carta Pastoral
de 2007 titulada ''Dios escucha el grito del oprimido'', en que afirmaban que los
orígenes de la crisis que sacudía a la nación era a la vez espiritual y moral ''partiendo
desde la época colonial hasta el momento presente y cómo las " estructuras de pecado"
incrustadas en el orden social estuvieran en última instancia enraizadas en el pecado
personal, lo que requiere de todos una profunda conversión personal''. ''Hay cristianos
-prosigue- en todas las partes del conflicto en Zimbabue, y por eso les insto a guiar
a todos con gran ternura hacia la unidad y la sanación: es un pueblo sea blanco que
negro, donde algunos son más ricos, pero la mayoría es extremadamente pobre, proceden
de numerosas tribus; los seguidores de Cristo pertenecen a todos los partidos políticos
, algunos en posiciones de autoridad , muchos no. Pero en conjunto como el único Pueblo
de Dios peregrino, necesitan conversión y sanación, con el fin de llegar a ser cada
vez más plenamente " un solo cuerpo, un solo espíritu en Cristo". Ojalá sus Iglesias
locales a través de la predicación y las obras de apostolado, demuestren que " la
reconciliación no es un acto aislado, sino un largo proceso por el cual todas las
partes son restablecidas en el amor - un amor que sana a través de la obra de la palabra
de Dios''. ''Si bien la fidelidad de los zimbabuenses es ya un bálsamo para algunas
estas heridas nacionales, sé que muchas personas han llegado a su límite humano, y
no saben a quién recurrir. En medio de todo esto, les pido que animen a los fieles
a no olvidar nunca que Dios escucha sus súplicas y responde a sus oraciones porque,
como han escrito no puede dejar de escuchar el clamor de los pobres. En este tiempo
de Pascua, en que la Iglesia en todo el mundo celebra la victoria de Cristo sobre
el poder del pecado y de la muerte, el Evangelio de la resurrección, que están encargados
de proclamar debe ser claramente predicado y vivido en Zimbabue. No olvidemos nunca
la lección de la resurrección: ''En un campo arrasado vuelve a aparecer la vida, tozuda
e invencible. Habrá muchas cosas negras, pero el bien siempre tiende a volver a brotar
y a difundirse. Cada día en el mundo renace la belleza, que resucita transformada
a través de las tormentas de la historia'', concluye Francisco citando su exhortación
apostólica Evangelii Gaudium. (RC-RV)