La enfermedad que hace tanto mal al mundo hoy es la globalización de la indiferencia,
mensaje del Papa al encuentro de Cor Unum sobre Siria
(RV).- Este viernes el Papa saludó a los participantes en el encuentro promovido por
el Consejo Pontificio Cor Unum sobre Siria. En el discurso que les entregó, Francisco
recuerda que esta reunión pretende hacer un balance del trabajo realizado hasta ahora
y renovar la voluntad de continuar con una colaboración más estrecha. El Obispo de
Roma constató sin embargo que “la crisis siria no ha sido resuelta, es más continua,
y existe el riesgo de acostumbrarse a ella: de olvidar a las víctimas cotidianas,
los indecibles sufrimientos, los millares de prófugos, entre los cuales ancianos y
niños, que padecen y a veces mueren por hambre y causadas por la guerra”. “Esta indiferencia
¡hace mal! Una vez más debemos repetir el nombre de la enfermedad que hoy nos hace
tanto mal en el mundo: la globalización de la indiferencia”, precisó. (RC-RV)
Discurso
completo el Papa
Eminencias, Excelencias, Queridos hermanos y hermanas,
Les
agradezco su presencia en este encuentro, promovido por el Pontificio Consejo Cor
Unum. Les agradezco sobre todo por la contribución cotidiana que ustedes, como organismos
de caridad católicos, están dando en Siria y en los países vecinos, para ayudar a
las poblaciones golpeadas por aquel terrible conflicto. Saludo al Cardenal Robert
Sarah y dirijo una calurosa bienvenida a todos ustedes, especialmente a cuantos se
han puesto en viaje desde Oriente Medio para estar aquí hoy – y también yo llevo en
los ojos y el corazón Oriente Medio, luego de la peregrinación de los días pasados
en Tierra Santa.
Hace un año nos hemos reunido para repetir el compromiso de
la Iglesia en esta crisis y para lanzar juntos un llamamiento por la paz en Siria.
Ahora nos volvemos a encontrar, para hacer un balance del trabajo realizado hasta
ahora y para renovar la voluntad de continuar en este camino, con una colaboración
aún más estrecha. Pero debemos constatar con gran dolor que la crisis siria no ha
sido resuelta, es más continua, y existe el riesgo de acostumbrarse a ella: de olvidar
a las victimas cotidianas, los indecibles sufrimientos, los millares de prófugos,
entre los cuales ancianos y niños, que padecen y a veces mueren por hambre y causadas
por la guerra. Esta indiferencia ¡hace mal! Una vez más debemos repetir el nombre
de la enfermedad que hoy nos hace tanto mal en el mundo: la globalización de la indiferencia.
La
acción de paz y la obra de asistencia humanitaria que los organismos caritativos católicos
desarrollan en aquel contexto son expresión fiel del amor de Dios por sus hijos que
se encuentran en la opresión y en la angustia. Dios escucha su grito, conoce sus sufrimientos
y quiere liberarlos; y a Él ustedes prestan sus manos y sus capacidades. Es importante
que ustedes obren en comunión con los Pastores y las comunidades locales; y esta reunión
constituye un ocasión propicia para individualizar formas oportunas de colaboración
estable, en el dialogo entre los diversos sujetos, al fin de organizar siempre mejor
vuestros esfuerzos para apoyar a las Iglesias locales y a todas las víctimas de la
guerra, sin distinciones étnicas, religiosas o sociales.
Hoy también estamos
aquí para hacer nuevamente un llamamiento a las consciencias de los protagonistas
del conflicto, de las instituciones mundiales y de la opinión publica. Todos somos
conscientes que el futuro de la humanidad se construye con la paz y no con la guerra:
la guerra destruye, mata, empobrece a pueblos y países. Pido a todas las partes que,
aspirando al bien común, consientan de inmediato la obra de asistencia humanitaria
y cuanto antes hagan callar las armas y se empeñen en negociar, poniendo en primer
lugar el bien de Siria, de todos sus habitantes, también de aquellos que lamentablemente
han tenido que refugiarse y que tienen el derecho de regresar lo más pronto posible
a la patria. Pienso de manera particular en las queridas comunidades cristianas, rostro
de una Iglesia que sufre y espera. Su sobrevivencia en todo Oriente Medio es una profunda
preocupación de la Iglesia universal: el Cristianismo debe poder continuar a vivir
allí donde están sus orígenes.
Queridos hermanos y hermanas, su acción caritativa
y asistencial es una señal importante de la cercanía de toda la Iglesia, y de la Santa
Sede en particular, al pueblo sirio y a los demás pueblos de Oriente Medio. Les renuevo
mi agradecimiento por aquello que hacen e invoco sobre ustedes y sobre su trabajo
la bendición del Señor. Que la Virgen los proteja. Yo rezo por ustedes y ustedes ¡recen
por mí!
(Traducción del italiano:Raúl Cabrera- Radio Vaticano)