El Papa a un grupo de embajadores: el comercio de armamento y la migración forzada
ponen en peligro la paz
(RV).- (Actualizado. Con audio) La mañana del jueves
el Papa Francisco recibió las cartas credenciales de siete nuevos embajadores ante
la Santa Sede: de Suiza, Liberia, Etiopía, Sudán, Jamaica, Sudáfrica e India. En el
discurso que les dirigió, el Obispo de Roma se refirió a los retos que plantean a
la paz el comercio de armas y la emigración forzosa. ''La palabra paz, dijo, resume
todos los bienes a los que aspira cada persona y todas las sociedades humanas. Incluso
el esfuerzo con que queremos promover las relaciones diplomáticas no tiene, en último
análisis, otro propósito que este: conseguir que en la familia humana crezca la paz,
en el desarrollo y la justicia. Se trata de una meta que nunca se ha alcanzado plenamente
y cuya búsqueda se replantea siempre a cada generación según los desafíos de la época''.
''Todo el mundo habla de paz - notó Francisco - todos afirman que la desean, pero
por desgracia la proliferación de armas de todo tipo conduce en la dirección opuesta.
El comercio de armas tiene el efecto de complicar y alejar la resolución de conflictos,
tanto más en cuanto que se desarrolla y se lleva a cabo en gran parte fuera de la
ley. Considero por tanto que, mientras estamos reunidos en esta Sede Apostólica, que
por su naturaleza está llamada a servir especialmente la causa de la paz, podemos
unir nuestras voces para desear que la comunidad internacional inaugure una nueva
estación de esfuerzo concertado y decidido que se oponga al aumento de los armamentos
y favorezca su reducción''. El Papa recordó también que otro reto para la paz, que
salta a la vista y que ''desgraciadamente asume en algunas regiones y en determinados
momentos el carácter de una tragedia humana verdadera y propia es el de la migración
forzosa'' que definió como fenómeno muy complejo reconociendo también los esfuerzos
de las organizaciones internacionales, los Estados, las diversas fuerzas sociales
y religiosas para responder ''de forma civil y organizada a los aspectos más críticos,
a las emergencias y las situaciones de mayor necesidad''. Pero, incluso en este caso,
''nos damos cuenta de que no podemos limitarnos a correr tras las emergencias. El
fenómeno se ha manifestado ya en toda su amplitud y de una forma que hace época. Ha
llegado el momento de enfrentarlo con una perspectiva política seria y responsable
que toque todos los niveles: mundial, continental, de macro-regiones, de relaciones
entre las naciones, hasta el ámbito nacional y local''. En este campo hay experiencias
opuestas. Por una parte ''casos maravillosos de humanidad, de acogida, de encuentros:
personas y familias que han logrado salir de una realidad inhumana y han vuelto a
descubrir la dignidad, la libertad , la seguridad. Y por otra, desgraciadamente historias
que nos hacen llorar y avergonzarnos: seres humanos , hermanos y hermanas nuestros,
hijos de Dios, que llevados por el deseo de vivir y trabajar en paz, se enfrentan
a travesías extenuantes y sufren el chantaje, la tortura, vejaciones de todo tipo,
para terminar a veces muertos en el desierto o en el fondo del mar''. El fenómeno
de la migración forzosa ''está estrechamente vinculado a los conflictos y las guerras
, y por lo tanto también al problema de la proliferación de las armas. Son las heridas
de un mundo que es el nuestro, en el que Dios nos ha puesto a vivir hoy y nos llama
a ser responsables de nuestros hermanos y hermanas, para que ningún ser humano sea
violado en su dignidad. Sería una contradicción absurda hablar de la paz, negociar
la paz y, al mismo tiempo, promover o permitir el comercio de armas. También podríamos
pensar que, de alguna manera, sería una actitud cínica proclamar los derechos humanos
y, al mismo tiempo, ignorar o no hacerse cargo de hombres y mujeres que obligados
a abandonar sus tierras mueren en el intento o no son acogidos por la solidaridad
internacional''. ''La Santa Sede –concluyó el Pontífice ante los diplomáticos - afirma
ante ustedes y ante sus respectivos países su firme voluntad de seguir colaborando
para dar pasos hacia adelante en estos frentes y en todos los caminos que conducen
a la justicia y la paz, basándose en los derechos humanos reconocidos universalmente''.
(RC-RV)