Aparecida y la nueva etapa misionera promovida por
el Papa Francisco
(RV).- (Audio) A modo de conclusión
en mi servicio en estos microprogramas, agradezco al padre Guillermo Ortiz y a su
equipo de Radio Vaticana en castellano por el espacio comunicativo que me han otorgado.
El documento de Aparecida sigue teniendo orientaciones pastorales inspiradoras del
renovado y gozoso impulso evangelizador suscitado por los obispos latinoamericanos
y caribeños en 2007. En dos palabras, el camino de la Misión Continental. En el número
552 del documento, asumiendo palabras de Pablo VI, se promueve:
“Recobremos
el `fervor espiritual. Conservemos la dulce y confortadora alegría de evangelizar,
incluso cuando hay que sembrar entre lágrimas…Sea ésta la mayor alegría de nuestras
vidas entregadas. Y ojalá el mundo actual –que busca a veces con angustia, a veces
con esperanza- pueda así recibir la Buena Nueva, no a través de evangelizadores tristes
y desalentados, impacientes y ansiosos, sino a través de ministros del Evangelio,
cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido, ante todo en sí mismos, la alegría
de Cristo y aceptan consagrar su vida a la tarea de anunciar el Reino de Dios y de
implantar la Iglesia en el mundo’ (EN 80)”.
El Papa Francisco en su “Discurso
al Comité de Coordinación del CELAM”, al visitar Río de Janeiro, el 29 de julio 2013,
reimpulsó los trabajos que se vienen realizando en la Misión Continental,
animando a asumirla como compriso de todos los bautizados.
“La Misión Continental
se proyecta en dos dimensiones: programática y paradigmática. La misión programática,
como su nombre lo indica, consiste en la realización de actos de índole misionera.
La misión paradigmática, en cambio, implica poner en clave misionera la actividad
habitual de las Iglesias particulares… La Misión Continental, sea programática, sea
paradigmática, exige generar la conciencia de una Iglesia que se organiza para
servir a todos los bautizados y hombres de buena voluntad”.
Recientemente,
el Papa Francisco en La alegría del Evangelio incorpora varios textos de la
experiencia del encuentro de Aparecida y de su documento final. Atento a los desafíos
que la Iglesia debe responder en el tiempo actual, orienta a un nuevo impulso evangelizador
de todo el Pueblo de Dios en medio de los pueblos de los cinco continentes. En el
número 269, presenta la experiencia inspiradora de Jesús que optó por evangelizar
a su pueblo desde la cercanía y acompañando su caminar histórico.
“Jesús
mismo es el modelo de esta opción evangelizadora que nos introduce en el corazón del
pueblo. ¡Qué bien nos hace mirarlo cercano a todos! Si hablaba con alguien, miraba
sus ojos con una profunda atención amorosa: «Jesús lo miró con cariño» (Mc 10,21).
Lo vemos accesible cuando se acerca al ciego del camino (cf. Mc 10,46-52),
y cuando come y bebe con los pecadores (cf. Mc 2,16), sin importarle que lo
traten de comilón y borracho (cf. Mt 11,19). Lo vemos disponible cuando deja que una
mujer prostituta unja sus pies (cf. Lc 7,36-50) o cuando recibe de noche a
Nicodemo (cf. Jn 3,1-15). La entrega de Jesús en la cruz no es más que la culminación
de ese estilo que marcó toda su existencia. Cautivados por ese modelo, deseamos integrarnos
a fondo en la sociedad, compartimos la vida con todos, escuchamos sus inquietudes,
colaboramos material y espiritualmente con ellos en sus necesidades, nos alegramos
con los que están alegres, lloramos con los que lloran y nos comprometemos en la construcción
de un mundo nuevo, codo a codo con los demás. Pero no por obligación, no como un peso
que nos desgasta, sino como una opción personal que nos llena de alegría y nos
otorga identidad”.