El que nos abre los ojos para reconocer a Jesús es el Espíritu con su don del entendimiento,
explicó Francisco en la catequesis
(RV).- (Con audio) Como hizo Jesús con
los discípulos de Emaús, el Espíritu de Dios abre nuestros ojos, incapaces por si
solos de reconocerlo. Da así a nuestra existencia una nueva luz de esperanza, expresó
el Papa en una soleada plaza de San Pedro repleta de fieles de diversas partes del
mundo, muchos de los cuales terminan recién hoy su peregrinación por las recientes
canonizaciones de san Juan XXII y san Juan Pablo II.
En la catequesis sobre
los dones del Espíritu de Dios, el Obispo de Roma afrontó el don de inteligencia,
explicando que no se trata aquí de la inteligencia humana, de la capacidad intelectual
de la cual podemos ser más o menos dotados. Sino que se trata “de una gracia que solo
el Espíritu puede infundir y que suscita en el cristiano la capacidad de ir más allá
del aspecto externo de la realidad y escrutar la profanidad del pensamiento de Dios
y de su designio de salvación”. Aquello que ningún ojo vio, ni ningún oído escucho
que Dios tiene preparado para aquellos que lo aman, según el decir de san Pablo.
No
es que uno tenga conocimiento pleno de Dios, explicó el Sucesor de Pedro, pero sí
somos introducidos en la intimidad de Dios, para percibir todas las cosas como un
don de su amor con nosotros.
El vicario de Cristo concluyó con un enérgico
pedido: “Invito a todos a dejar al Espíritu Santo rasgar el velo de oscuridad que
ciega nuestra mente y nuestro corazón, para hacer de nosotros verdaderos creyentes,
capaces de gustar cuanto el Señor nos revela en su Palabra y de alegrarnos con su
designio de amor en nuestras vidas. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide.
Muchas Gracias”.
Escuchemos el resumen del Papa y sus saludos en nuestro idioma: