El Dueño de la vida quiere que todos la tengan en abundancia
El Papa en la Semana
(RV).- (Con audio) -“Dejémonos liberar
de las vendas del orgullo. Cristo no se resigna a los sepulcros que nos hemos construido
con nuestras elecciones de mal y de muerte. Él nos invita, casi nos ordena, que salgamos
de la tumba en la cual nuestros pecados nos han hundido”. Lo afirmó el Papa Francisco
antes de rezar el ángelus junto a miles de fieles y peregrinos en la Plaza de San
Pedro, comentado el Evangelio del quinto domingo de Cuaresma, que narra la resurrección
de Lázaro.
“El grito de Jesús al amigo ¡sal afuera!” – dijo el Papa – está
dirigido a cada hombre, porque todos estamos marcados por la muerte. Es la voz de
quien es el dueño de la vida y quiere que todos ‘la tengan en abundancia’. Nos llama
insistentemente a salir de la oscuridad de la prisión en la que estamos encerrados,
conformándonos con una vida falsa, egoísta, mediocre”.
“Nuestra resurrección
– explicó el Pontífice – comienza desde aquí: cuando decidimos obedecer a esta orden
de Jesús saliendo a la luz, a la vida, y Jesús nos muestra en Lázaro hasta dónde puede
llegar nuestro cambio. ¡No hay ningún límite a la misericordia divina ofrecida a todos!”
– hizo repetir varias veces el Papa a los fieles. “El Señor está siempre listo para
levantar la piedra tumbal de nuestros pecados”.
Después de la oración mariana
Francisco saludo a los peregrinos, recordó el genocidio en Ruanda de 1994, los cinco
años del terremoto en la ciudad italiana de L’Aquila y explicó el gesto del regalo
del Evangelio de bolsillo en Cuaresma.
Por la tarde el Santo Padre visitó la
parroquia de San Gregorio, en el barrio periférico romano de la Magliana, donde celebró
la Santa Misa.
- Como todos los miércoles, también esta mañana en la Plaza
de San Pedro se dieron cita miles de fieles y peregrinos de numerosos países deseosos
de participar en la audiencia general del Santo Padre para escuchar su catequesis
y recibir su bendición apostólica. En esta ocasión el Papa comenzó una nueva serie
de catequesis dedicada a los siete dones del Espíritu Santo, empezando por el don
de la sabiduría. Sabiduría que no es fruto del conocimiento y de la experiencia humana,
sino que consiste en una luz interior que sólo puede dar el Espíritu Santo y que nos
hace capaces de reconocer la huella de Dios en nuestra vida y en la historia.
Sabiduría
que nace de la intimidad con Dios y que hace del cristiano un contemplativo, es decir,
una persona que todo lo ve como signo de su amor y motivo para dar gracias. Lo que
significa que el cristiano tiene como el “gusto” y el “sabor” de Dios, de modo que
su corazón y en su vida todo habla de Dios. Por esta razón el Santo Padre pidió que
también nosotros nos preguntemos si nuestra vida tiene el sabor del Evangelio; si
los demás perciben que somos hombres y mujeres de Dios; si es el Espíritu Santo el
que mueve nuestra vida o son en cambio nuestras ideas o propósitos.
Después
de destacar la importancia de que en nuestras comunidades haya cristianos que, dóciles
al Espíritu Santo, tengan experiencia de las cosas de Dios y comuniquen a los demás
su dulzura y amor; Francisco invitó a los presentes a intensificar la preparación
espiritual de las próximas fiestas de la Pascua del Señor, para que la acción del
Espíritu Santo produzca frutos de verdadera conversión y santidad.
Producción
de María Fernanda Bernasconi. (hispano@vatiradio.va)
El espacio “El
Papa en la semana”, se transmite los sábados en las emisiones informativas de las
17,30; 01,45 y 03,20 UTC.