El Papa recibe a los obispos de Ruanda poco antes del vigésimo aniversario del genocidio
en este país y reza por el perdón y una reconciliación auténtica
(RV).- El Santo Padre recibió este jueves a los 8 obispos de la Conferencia Episcopal
de Rwanda en Visita ad limina Apostolorum.En el discurso que les entregó, el Papa
recordó que “Rwanda conmemorará dentro de pocos días el vigésimo aniversario del inicio
del terrible genocidio”, que causó más de un millón de muertos y “tanto sufrimiento”
en este país centroafricano, cuyas heridas aún están lejos de cerrarse. “Me uno -escribe
el Papa- con todo mi corazón al luto nacional y aseguro mis oraciones a sus comunidades,
a menudo desgarradas por tantas víctimas, y a todas las familias ruandeses, independientemente
de su religión, opción étnica o política. “Veinte años después de estos trágicos
acontecimientos, la reconciliación y la curación de las heridas sin duda siguen siendo
la prioridad de la Iglesia en Ruanda”. “Les animo a perseverar en este compromiso”,
afirma Francisco. El perdón de los pecados y la reconciliación, que podrían parecer
imposibles después de tanto sufrimiento, sin embargo son un don que es posible recibir
de Cristo, a través de la vida de fe y oración y, aunque el camino sea largo, requiere
paciencia, diálogo y respeto mutuo.
El Santo Padre subrayó que la Iglesia
tiene un lugar primordial, ahora, en la reconstrucción de una sociedad ruandesa reconciliada:
“Así pues, adelante con vigor, con toda la fuerza de su fe y la esperanza cristiana,
dando constantemente testimonio de la verdad”. Es importante que, más allá de los
prejuicios y las divisiones étnicas, la Iglesia de Rwanda hable con una sola voz,
manifieste su unidad y reafirme su comunión con la Iglesia universal y con el Sucesor
de Pedro.
En este contexto de reconciliación nacional, el Papa ha hecho hincapié
en el fortalecimiento de las relaciones entre la Iglesia y el Estado. La celebración,
el 6 de junio, del quincuagésimo aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas
entre Ruanda y la Santa Sede, puede ser una oportunidad para recordar los frutos benéficos
de tales relaciones para el pueblo de Ruanda. Un diálogo constructivo y genuino sólo
puede fomentar la reconciliación de la sociedad sobre los valores de la dignidad humana,
la justicia y la paz.
“No tengan miedo de poner de relieve -dice el Papa-
la valiosa contribución de la Iglesia al bien común, en particular en las áreas de
educación y salud”. No olvidó tampoco Francisco la educación de los jóvenes que “es
la clave para el futuro en un país donde la población se renueva rápidamente. "Esta
juventud es un don de Dios y un tesoro que toda la Iglesia ha de amar y respetar.
Por lo tanto, es deber de la Iglesia enseñar a los niños y jóvenes los valores del
Evangelio”.
Finalmente el Papa insistió en la tarea de la evangelización y
la catequesis, donde los laicos están muy involucrados en la vida de las comunidades
eclesiales de base, movimientos, escuelas, organizaciones de beneficencia, y en diversas
áreas de la vida social. Vigilancia particular a las familias y proximidad con los
sacerdotes y seminaristas, fueron los últimos consejos del Papa a los obispos de Rwanda.