Escuchar a Dios para no ser corruptos, ni sepulcros blanqueados, exhortó el Obispo
de Roma a los parlamentarios italianos
(RV).- (Con audio. Actualizado con video) En tiempos de Jesús
había una clase dirigente que se había alejado del pueblo, lo había «abandonado»,
que era incapaz de otra cosa que no fuera la de seguir su propia ideología y de resbalar
hacia la corrupción. Lo dijo el Papa Francisco en su homilía de la misa celebrada
este jueves en el Altar de la Cátedra de San Pedro, en presencia de 493 parlamentarios
italianos. Los que mandaban en los tiempos de Jesús dedicaban sus energías sólo para
los intereses del partido y las luchas internas, hasta el punto que cuando el Mesías
se manifiesta ante sus ojos, no lo reconocen, aún más lo acusan de ser un curandero
de las filas de Satanás. Este jueves, a primera hora de la mañana, acudió para escuchar
las palabras del Papa Francisco en la Basílica Vaticana, una gran parte del Parlamento
italiano, nueve ministros y los presidentes del Senado y de la Cámara. En la primera
lectura, tomada del libro de Jeremías, el profeta presenta el ‘lamento de Dios’ por
una generación que - señala el Papa - no acogió a sus mensajeros y que, en lugar de
ello, se justifica por sus pecados. «Me dieron la espalda», citó el Papa Francisco,
añadiendo luego que: «Éste es el dolor del Señor, el dolor de Dios». Y que esta realidad
está presente también en el Evangelio del día, la de una ceguera hacia Dios, sobre
todo de parte de los líderes del pueblo:
«Con el tiempo, el corazón de
esta gente, de este grupito se había endurecido tanto, tanto, tanto, que le era imposible
oír la voz del Señor. Y de pecadores que eran, precipitaron hasta volverse corruptos.
Es tan difícil que un corrupto pueda volver atrás. El pecador sí, porque el Señor
es misericordioso y nos espera a todos. Pero el corrupto se fija en sus asuntos, y
estos eran corruptos. Y por ello se justifican a sí mismos, porque Jesús - con su
sencillez, pero con su fuerza de Dios – los fastidiaba».
«Personas – explicó
el Papa Bergoglio - que tomaron un camino equivocado y que opusieron resistencia
a la salvación de amor del Señor, y así han caído de la fe, de una teología de fe
a una teología del deber»:
«Ellos rechazaron el amor del Señor y este rechazo
los hizo tomar una senda que no era la de la dialéctica de la libertad que ofrecía
al Señor, sino que era la de la lógica de la necesidad, donde no hay lugar para el
Señor. ¡En la dialéctica de la libertad está el Señor bueno, que nos ama, nos ama
tanto! En cambio, en la lógica de la necesidad no hay lugar para Dios: se debe hacer,
se debe hacer, se debe... Se han vuelto hombres de buenas maneras, pero con malos
hábitos. Jesús los llama, a ellos, ‘sepulcros blanqueados’».
«La Cuaresma
nos recuerda que Dios nos ama a todos y que hay que hacer el esfuerzo de abrirse
a Él – concluyó el Papa Francisco, alentando a la esperanza y a acoger la invitación
del Señor:
«En este camino de la Cuaresma nos hará bien, a todos nosotros,
pensar en esta invitación del Señor al amor, a esta dialéctica de la libertad donde
hay amor, y a preguntarnos todos: Pero, ¿estoy en este camino? ¿Corro el riesgo de
justificarme y de ir por otro camino? Un camino coyuntural, porque no lleva a ninguna
promesa... Y roguemos al Señor, para que nos dé la gracia de ir siempre por el camino
de la salvación, de abrirnos a la salvación que sólo viene de Dios, de la fe, no de
lo que proponían estos ‘doctores del deber’, que habían perdido la fe y que regentaban
al pueblo con esta teología pastoral del deber».