La visión misionera del Papa Francisco en su primer año de Pontificado. Entrevista
al jesuita Antonio Spadaro
(RV).- (audio) El encuentro es la
categoría-clave del magisterio del Papa Francisco que pide una Iglesia que salga:
una iglesia “de puertas a fuera”. Lo dice el padre Antonio Spadaro, director de "Civiltà
Cattolica", a los micrófonos de nuestra compañera Isabella Piro, celebrando el primer
año de Pontificado del Papa Bergoglio.
- “El Papa Francisco tiene una visión
misionera de la Iglesia: está trabajando y trabajará para una transformación misionera
de la Iglesia. Esto quiere decir que la Iglesia, como él la ve, es absolutamente extravertida
al mundo, abierta al mundo, porque el Papa quiere que el evangelio sea predicado a
todos, a cualquier persona, en cualquier situación de la vida en que se encuentre.
Por lo tanto, el lenguaje del Papa Francisco es un lenguaje natural, ordinario, yo
diría normal. Su objetivo es llegar a todos”.
La atención a América Latina,
la dimensión evangélica pastoral, la reforma de la Curia, las relaciones con las otras
iglesias: estos fueron algunos de los puntos que caracterizaron este primer año de
Pontificado. ¿Sobre que otras áreas, según su modo de ver, podemos preveer un "cambio
de paso" en los próximos meses?
- “No lo sabemos. Y tal vez ni siquiera
lo sabe el Papa, en el sentido de que el Pontífice no tiene en mente ideas abstractas
para aplicar a la realidad, para moldearla de acuerdo a su propia visión. En realidad,
el Papa procede paso a paso, haciendo un discernimiento sobre la historia, acompañando
los procesos que se van desarrollando en la Iglesia, y por supuesto, teniendo en cuenta
la relación con la vida del mundo. Esto significa que lo más importante para él es
seguir lo que está pasando y considerar el proceso de reforma como una reforma desde
dentro. Por supuesto, un dato muy claro es que hoy la Iglesia está íntimamente unida,
en su desarrollo, a las iglesias más jóvenes, y por lo tanto está cambiando la perspectiva,
yo diría, la visión. Y la profecía presente en la vida de las Iglesias más jóvenes
está entrando de lleno en la vida ordinaria de la Iglesia, y también a través de sus
representantes de las sedes más centrales”.
¿Padre Spadaro, qué es lo que
hay de San Ignacio y lo que hay de San Francisco, en el pontificado del Papa Bergoglio?
-
“El Papa Bergoglio se formó radicalmente con la espiritualidad ignaciana desde
una edad muy temprana, por lo que yo diría que su forma de actuar, de ver, de considerar
la realidad está absolutamente unida a esta espiritualidad. Es una espiritualidad
obviamente evangélica, que apunta a la presencia del Señor en el mundo. No es una
espiritualidad optimista -al Papa no le gusta este término- pero sin duda muy llena
de esperanza. Esto significa que, para el Papa, el Señor actúa ya en el mundo, por
lo tanto nosotros llegamos siempre después y tenemos que reconocer su presencia. Y
este es el discernimiento. Así pues, yo diría sobre todo un Pontificado de discernimiento
acerca de cómo el Señor se está moviendo en el mundo, y en este sentido, es profundamente
ignaciano y jesuita. Y franciscano también en el sentido más ignaciano del término,
porque la espiritualidad franciscana es vivida en el interior de la espiritualidad
ignaciana. Esto lleva a que el Papa, ciertamente, muestre una enorme atención a la
pobreza y a la esencialidad; pero también hay otra dimensión muy presente en San Francisco,
que es la de la reconstrucción: sabemos que el sueño que ha marcado profundamente
la vida de San Francisco es aquel de la reconstrucción de la Iglesia, de su presencia,
en un mundo en ruinas. Entonces, estas imágenes de "hospital de campaña", de situación
de emergencia en que es necesaria la reconstrucción, está muy presente en el Pontificado
de Francisco”.
En abril tendrán lugar las canonizaciones del Papa Juan
XXIII y del Papa Juan Pablo II; en mayo el viaje apostólico a Tierra Santa; en agosto
el de Corea del Sur, con motivo de la VI Jornada de la Juventud Asiática. ¿Cuál es
el hilo conductor que, en su opinión, une estos tres acontecimientos aparentemente
dispares?
- “El encuentro”, yo diría, es la categoría-clave del Pontificado
de Francisco. Hay el encuentro con la historia, con las grandes figuras del pasado
reciente: es interesante, entre otras cosas, este emparejamiento de dos Pontífices,
grandes, de manera incluso muy diferente entre ellos. Luego, está el encuentro con
la realidad de Oriente Medio, extremadamente problemática; y luego, el encuentro con
Corea, que significa el encuentro con los jóvenes del continente asiático, que hoy
es un continente de una gran energía, con un gran potencial también para la vida de
la Iglesia”.
A su modo de ver, ¿el Papa Francisco ha encontrado algunas
dificultades, en este primer año de Pontificado?
- “Probablemente las dificultades
han sido muchas; sin embargo, lo que me llama más la atención -hablé de ello con él,
durante la entrevista que le hice en agosto - es que el Papa es muy consciente de
los problemas, pero los vive con una gran serenidad de ánimo. Él mismo lo dijo: duerme
bien y come bien, es decir, siente una gran paz interior que le hace sentirse bien
y que también le permite enfrentarse a todas las dificultades con gran sencillez,
y con gran inmediatez. Tal vez, la novedad de su estilo, en el comportamiento, a algunos
les puede crear alguna dificultad, pero él lo que quiere es dar un impulso de vida
evangélica”.
¿Si usted tuviera la oportunidad de volverle a hacer una entrevista
mañana al Papa, qué le pediría?
- “No lo sé, porque estar con él, entrevistarlo,
ha sido - de hecho - una gran experiencia espiritual, completamente abierta. Por lo
tanto, yo diría que estaría frente a él, y comenzaría a partir de lo que él mismo
me quisiera decir. Y esto sería para mí lo más interesante”.