2014-02-22 14:57:41

La alegría de ser perdonados por el Señor


El Papa en la semana

(RV).- (Con audio) RealAudioMP3 Antes de rezar el Ángelus dominical con los fieles reunidos el pasado 16 de febrero en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco recordó que Jesús va a las raíces de la Ley judía, y al no matarás, añade: “Antes de rezar al Señor, reconcíliate con tu hermano”. De ahí que el Papa exclamara que ¡también las habladurías matan, evitémoslas!

“Jesús nos recuerda que también las palabras pueden matar” y, por lo tanto, “no sólo no se debe atentar contra la vida del prójimo, sino que tampoco se derramar sobre él el veneno de la ira y golpearlo con la calumnia”. Lo dijo el Papa el domingo16 de febrero a mediodía, antes de rezar el Ángelus ante miles de fieles y peregrinos en la Plaza de San Pedro. Al comentar el Evangelio dominical, el Papa dijo que Jesús “va a la raíz de la Ley, centrándose en la intención, en el corazón humano, donde se originan nuestras acciones buenas o malas. Compara la Ley judía y su predicación, y si el quinto mandamiento dice: ‘no matarás’, él añade que “el que se enoja con su hermano, merece ser condenado por un tribunal”.

¡Los chismes, también pueden matar, porque matan la reputación de la gente! ¡Es muy feo chismorrear! Al principio puede parecer una cosa agradable, incluso divertida, como si fuera un caramelo. Pero al final, nos llena el corazón de amargura y nos envenena también a nosotros. Les digo la verdad, ¡eh! Estoy convencido de que si cada uno de nosotros tuviera el propósito de evitar los chismes, ¡con el tiempo se convertiría en un santo! Éste es un hermoso camino.

“Jesús propone a los que siguen la perfección del amor – concluyó Francisco – un amor cuya única medida es no tener medida”. El amor al prójimo es una actitud tan fundamental que Jesús llega a afirmar que nuestra relación con Dios no puede ser sincera si no queremos hacer la paz con el prójimo. Por esto estamos llamados a reconciliarnos con nuestros hermanos antes de mostrar nuestra devoción al Señor en la oración.

En el ambiente del barrio, de la parroquia, las relaciones deben inspirarse según el criterio de la sinceridad y de la verdad, una verdad que viene directamente de nuestro corazón. Es el mensaje que el Papa dejó a los fieles de la parroquia de Santo Tomás Apóstol, en el barrio de Infernetto, en la periferia sur de Roma, que visitó el domingo 16 de febrero por la tarde. El Obispo de Roma venido de la Argentina comenzó su cuarta visita a una parroquia de su diócesis encontrándose con los niños. El secreto para amar a Jesús, dijo al responder a una pregunta de un pequeño parroquiano, “es dejarse amar por él. ¡Primero nos ama Él!”. Después Francisco se encontró con los bautizados en los últimos meses y con sus padres, con los ancianos, los enfermos y la Asociación de familias con hijos minusválidos. Antes de la Misa, que celebró en la iglesia consagrada hace menos de un año, si bien la parroquia festeja este 2014 los 50 años de su fundación, el Pontífice confesó a cinco parroquianos. En su homilía el Papa pidió que se piense en lo hay en el propio corazón para decir la verdad a nosotros mismos. “Debemos preguntarnos primero qué hay dentro – dijo – porque esto sale y hace mal, si es malo; y si es bueno, sale y hace el bien”. Pidamos siempre esta gracia – concluyó – de “conocer qué sucede en mi corazón, para hacer siempre la elección correcta, la elección del bien. Recordando que lo que ensucia nuestra vida es lo que hay de malo que sale de nuestro corazón”.

En su catequesis de la audiencia general del 19 de febrero, el Papa recordó la alegría de ser perdonados por el Señor, que en el sacramento de la Reconciliación “nos abraza y hace fiesta”. Además Francisco rezó por las víctimas de la violencia en Kiev, Ucrania, invitando a la búsqueda de la paz en este país del Este de Europa.

No tengan miedo de la confesión, porque “el sacerdote la recibe con amor y con ternura, y en nombre de Dios perdona”. Lo dijo el Papa en su catequesis de la audiencia general del 19 de febrero, ante la presencia de más de veinte mil fieles, en la que prosiguió sus reflexiones sobre los Sacramentos, deteniéndose en el de la Penitencia y Reconciliación. Después de haber subrayado que “el perdón de nuestros pecados no es algo que podemos darnos nosotros, no es fruto de nuestros esfuerzos, sino don del Espíritu Santo” y que “no basta pedir perdón al Señor en la propia mente y en el propio corazón” Francisco explicó que “es necesario confesar los propios pecados al ministro de la Iglesia”. En efecto, el sacerdote no representa sólo a Dios, sino a toda la comunidad, “que se reconoce en la fragilidad de cada uno de sus miembros, que escucha conmovida su arrepentimiento y que se reconcilia con él”. Y si en nosotros hay vergüenza, ésta hace bien, porque nos hace más humildes.

También desde el punto de vista humano, para desahogarse, es bueno hablar con el hermano y decir al sacerdote estas cosas que pesan tanto en mi corazón: uno siente que se desahoga ante Dios, con la Iglesia y con el hermano. Pero, no tengan miedo de la Confesión. Uno, cuando está en la fila para confesarse siente todas estas cosas – incluso la vergüenza – pero después, cuando termina la confesión sale libre, grande, bello, perdonado, blanco, feliz. Y esto es lo hermoso de la Confesión. Y si pasó tanto tiempo desde la última confesión – concluyó el Pontífice – “no pierdas un día más, ve adelante, que el sacerdote será bueno, y Jesús es más bueno que los sacerdotes, y te recibe”. Cada vez que nos confesamos, “Dios nos abraza y hace fiesta”.

Producción de María Fernanda Bernasconi. (hispano@vatiradio.va)

El espacio “El Papa en la semana”, se transmite los sábados en las emisiones informativas de las 17,30; 01,45 y 03,20 UTC.

22 de febrero







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