2014-02-14 15:57:04

El ejercicio del discernimiento evangélico anima el discernimiento pastoral


En el espíritu de Aparecida, con el padre Antonio Grande

(RV).- (Con audio) RealAudioMP3

La Iglesia no es sólo una sociedad humana organizada, ni un grupo religioso con algunas metas a cumplir, es el Pueblo de Dios reunido en el nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo. Su fe en Dios uno y trino, con la intercesión de la Virgen María y de los santos, le da un modo de ponerse frente a la vida y todos sus desafíos.

La fe en Jesús Resucitado es la luz de los bautizados y de la comunidad cristiana para interpretar el sentido de su vida y de las diversas realidades que la integran. Desde esta perspectiva creyente, el Documento de Aparecida en el número 42 expresa un discernimiento iluminador: “Como nos dijo el Papa (emérito Benedicto XVI) en su discurso inaugural: `sólo quien reconoce a Dios, conoce la realidad y puede responder a ella de modo adecuado y realmente humano´”.
El Episcopado Latinoamericano y del Caribe expresó en el número 547 del Documento de Aparecida, que las jornadas de la V Conferencia, se vivieron animadas por la guía del Espíritu de Jesús Resucitado en un clima de escucha, diálogo, discernimiento y compromiso misionero para con nuestros pueblos en este tiempo.

“Pareció bien al Espíritu Santo y a nosotros…” (Hch 15,28). La experiencia de la comunidad apostólica de los comienzos muestra la naturaleza misma de la Iglesia en cuanto misterio de comunión con Cristo en el Espíritu Santo. S.S. Benedicto XVI nos indicó este `método´ original en su homilía en Aparecida. Al concluir la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y de El Caribe constatamos que esto es, por gracia de Dios, lo que hemos experimentado. En 19 jornadas de intensa oración, intercambios y reflexión, dedicación y fatiga, nuestra solicitud pastoral tomó forma en el documento final, que fue adquiriendo cada vez mayor densidad y madurez. El Espíritu de Dio fue conduciéndonos, suave pero firmemente, hacia la meta”.

El Papa Bergoglio participó de esa experiencia en el Espíritu de comunión y responsabilidad misionera. Ahora en el número 50 de La alegría del Evangelio, presenta a la acción evangelizadora guiada por la escucha personal y comunitaria de las mociones del Espíritu Santo, para interpretar y servir a las realidades humanas en nuestro tiempo y en nuestro mundo. “Lo que quiero ofrecer va más bien en la línea de un discernimiento evangélico. Es la mirada del discípulo misionero, que se «alimenta a la luz y con la fuerza del Espíritu Santo»”.

Y, en el número 51, alienta a todos los bautizados que son responsables de la evangelización junto con sus pastores, a ejercitar un discernimiento pastoral guiados por el Espíritu Santo, según sus propios dones y responsabilidades, para dejar lo que se opone y cultivar lo que favorece la siembra del Evangelio.

“No es función del Papa ofrecer un análisis detallado y completo sobre la realidad contemporánea, pero aliento a todas las comunidades a una «siempre vigilante capacidad de estudiar los signos de los tiempos»… Es preciso esclarecer aquello que pueda ser un fruto del Reino y también aquello que atenta contra el proyecto de Dios. Esto implica no sólo reconocer e interpretar las mociones del buen espíritu y del malo, sino –y aquí radica lo decisivo– elegir las del buen espíritu y rechazar las del malo”.

Es interesante que cada uno podamos preguntarnos ¿tengo presente que mi vida participa del misterio de Jesús evangelizador? A partir de esta renovada conciencia ¿busco discernir lo que el Espíritu de Jesús está animando por medio del Papa Francisco y asumir mi aporte concreto?








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