(RV).- (Con audio) Este es el título
del primer Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, del Papa Francisco, que tradicionalmente
se celebra el primero de enero. “La familia -dice Francisco-, es la fuente de toda
fraternidad, y por eso es también el fundamento y el camino primordial para la paz”.
Sin embargo, a menudo los hechos, en un mundo caracterizado por la “globalización
de la indiferencia”, que poco a poco nos “habitúa” al sufrimiento del otro, contradicen
y desmienten esa vocación.
Asistimos con preocupación, señala el Papa, al
crecimiento de distintos tipos de descontento, de marginación, de soledad. “Una pobreza
como ésta sólo puede ser superada -señala Francisco- redescubriendo y valorando las
relaciones fraternas en el seno de las familias y de las comunidades, compartiendo
las alegrías y los sufrimientos, las dificultades y los logros que forman parte de
la vida de las personas”.
“Una forma más de promover la fraternidad -explica
el Santo Padre- y así vencer la pobreza, es el desprendimiento de quien elige vivir
estilos de vida sobrios y esenciales, de quien, compartiendo las propias riquezas,
consigue así experimentar la comunión fraterna con los otros”. Este cambio en el estilo
de vida, el Papa Francisco lo desea en una sociedad que está viviendo graves crisis
financieras y económicas que tienen su origen en el progresivo alejamiento del hombre
de Dios y del prójimo, en la búsqueda insaciable de bienes materiales, por un lado,
y en el empobrecimiento de las relaciones interpersonales y comunitarias, por otro.
Luego el Papa dirige una encarecida exhortación a cuantos siembran violencia
y muerte con las armas, para que redescubran, en quien hoy consideran sólo un enemigo
al que exterminar, a su hermano y no alcen su mano contra él.
“La fraternidad
tiene necesidad de ser descubierta, amada, experimentada, anunciada y testimoniada”,
concluye el Papa. “Pero sólo el amor dado por Dios nos permite acoger y vivir plenamente
la fraternidad. El necesario realismo de la política y de la economía no puede reducirse
a un tecnicismo privado de ideales, que ignora la dimensión trascendente del hombre.
Cuando falta esta apertura a Dios, toda actividad humana se vuelve más pobre
y las personas quedan reducidas a objetos de explotación”. Sólo si aceptan moverse
en el amplio espacio asegurado por esta apertura a Dios que ama a cada hombre y a
cada mujer, la política y la economía conseguirán estructurarse sobre la base de un
auténtico espíritu de caridad fraterna y podrán ser instrumento eficaz de desarrollo
humano integral y de paz.
Producción de María Fernanda Bernasconi. (hispano@vatiradio.va)
El
espacio “Actividades de la Santa Sede”, se transmite los martes en las emisiones informativas
de las 17,30; 01,45 y 03,20 UTC.