(RV).- (Con audio)
Nació en la ‘Casa
del Pan’. Eso quiere decir Belén: Casa del Pan. El horno de este Pan especial fue
la intemperie, porque nació en una cueva, entre el estiércol de los animales y el
pasto seco. De allí salió Jesús, Hijo de Dios como pan fresco, pan de Amor en la mesa
del mundo.
Es un Pan que no se vende en el mercado, porque es un pan para todos.
El pan del mercado es sólo para algunos y tiene confites y conservantes que apresuran
la muerte.
Este Dios hecho pan, Jesús, nacido en Belén, se comparte en la mesa
de la fe y de la amistad, en la comunidad cristiana en los Escritos Sagrados y en
la Eucaristía.
“Bueno como el pan” y rechazado por muchos, se juntó con sus
discípulos en una mesa de amistad, y allí concretó este misterio del amor incomprensible
por nosotros.
Como un manojo de espigas de ‘trigo limpio’, Jesús se terminó
de amasar como pan sabroso de amor y de vida, en el camino del calvario y en la cruz.
Salió
de la Casa del Pan, y la necesidad de la gente lo amasó como un pan sustancioso de
amor, sabroso de esperanza. Es el Niño nacido en Belén, el mismo de la Última Cena,
que fue la primera misa; el mismo que entregó su vida en la cruz por amor a nosotros,
para el perdón de los pecados; el mismo que resucitó y está sentado a la derecha del
Padre Dios, preparando un lugar para nosotros en el Cielo; es el mismo que está, pacífico
y humilde en los sagrarios de las iglesias y templos cristianos; el mismo que se nos
ofrece en la santa Misa, como pan sabroso de amor y de vida, para la vida del mundo.