(RV).- (Con audio)
La vida tiene sus
celebraciones y en estas celebraciones sentimos necesidad de la fiesta. Es importante
la fiesta.
Hay un nacimiento, un bautismo, ¿dónde haremos la fiesta?, hay que
comprar regalos y comida y bebidas y tienen que venir los padrinos con los que ya
nos comprometimos y vienen de lejos. ¿Cuánto necesitamos para la fiesta?, y la hija
cumple 15 y el nene se casa, ¿dónde haremos la fiesta? Aquel salón es muy bonito pero
es caro, no podemos pagarlo. Y todo esto, la fiesta la plata que gastamos hasta tirar
la casa por la ventana, es por el cariño, porque necesitamos que se sepa y que se
celebre que nuestros hijos, padres y hermanos son importantes, son lo más grande que
tenemos.
La celebración del nacimiento del Hijo de Dios tendría que ser entonces
una fiesta extraordinaria, pero el amor de Dios es tan grande que se arrima a nosotros
por la puerta del fondo de la casa o de la ciudad. El salón será una gruta, la cuna
una pesebrera, el lugar donde ponen el pasto para los animales, sin calefacción ni
aire acondicionado.
Algunos dejan de hacer la fiesta porque no tienen plata,
o porque no tienen para comprarse el vestido y la fiesta queda de lado. Con el nacimiento
del Hijo de Dios la fiesta la hace el amor, la ternura, el derroche no es de dinero,
sino que el mismo Dios tira el cielo por la ventana, entregándonos el Hijo que tanto
ama. Él mismo es la fiesta por eso no tenemos otra alternativa nosotros que ofrendarle
el regalo de nuestro corazón.
El poder de Dios no está en crear un salón de
fiestas extraordinario, para celebrar el nacimiento de su Hijo. El poder de Dios es
la omnipotencia y a la vez la impotencia del amor que nos llama a estar juntos bajo
el mismo techo, techo de estrellas de la gruta de Belén al calor de la carne viva
de los corazones despojados de armaduras, sospechas y resentimientos, al calor de
la reconciliación profunda en la verdad y no en la superficialidad de la mentira.
Que
la bendición del Padre y del Hijo y del Espíritu santo desciendan sobre Uds. en esta
Navidad.