San Francisco de Asís hacía locuras en Navidad, cuenta el P. Cantalamessa
(RV).- El Santo Padre Francisco asistió esta mañana a las 9.00 en la Capilla Redemptoris
Mater del Palacio Apostólico del Vaticano a la tercera meditación de Adviento
del Padre Raniero Cantalamessa.
En esta ocasión el P. Cantalamessa se refirió
al misterio de la Encarnación contemplado con los ojos de Francisco de Asís. En esta
última medicación de Adviento el predicador abordó cuatro puntos referidos a Greccio
y la institución pesebre; La Navidad y los pobres; Amar, socorrer, evangelizar a los
pobres y la alegría en los cielos y en la tierra.
Para Francisco de Asís,
la Navidad no era sólo una ocasión para llorar sobre la pobreza de Cristo; era también
la fiesta que tenía el poder de hacer estallar toda la capacidad de alegría que tenía
en su corazón, y que era inmensa. En Navidad él, literalmente, hacía locuras.
Y
explicó que san Francisco de Asís quería que en este día los pobres y los mendicantes
fueran saciados por los ricos, y que los bueyes y los asnos recibieran una ración
de alimento más abundante. Mientras decía, que si pudiera hablar con el emperador,
le suplicaría que emanara un edicto general, en el que se ordenara que todos los que
tuvieran la posibilidad esparcieran por las calles el trigo y cereales, a fin de que
en un día de tanta solemnidad los pájaros y especialmente las hermanas alondras, tuvieran
comida en abundancia.
El Santo de Asís, prosiguió el P. Cantalamessa, se volvía
como uno de aquellos niños que están con los ojos llenos de estupor ate el pesebre.
Y recordó que su biógrafo cuenta que durante la función natalicia en Greccio, cuando
pronunciaba el nombre “Belén” llenaba su boca de voz y más aún de tierno afecto, produciendo
un sonido semejante al balido de una oveja. Y cada vez que decía “Niño de Belén” o
“Jesús”, se pasaba la lengua por los labios, casi como para gustar y conservar toda
la dulzura de estas palabras.
El predicador terminó recordando el villancico
que expresa perfectamente los sentimientos de San Francisco ante el pesebre, lo que
no sorprende, dijo, si pensamos que sus palabras y su música tienen como autor a otro
santo como él, San Alfonso María de Ligorio. Escuchándolo, en el tiempo natalicio,
afirmó, dejémonos conmover por su mensaje sencillo, pero esencial:
“Bajas de
las estrellas, oh Rey del Cielo. Y vienes en una gruta, al frío y al hielo. A ti que
eres del mundo el Creador, faltan vestidos y fuego, oh mi Señor. Querido elegido niñito,
cuánto esta pobreza me inspira amor para ti. Luego que el amor te hizo aún más
pobre”.
“Santo Padre, Venerables Padres, hermanos y hermanas, concluyó diciendo
el P. Raniero Cantalamessa, ¡Feliz Navidad!”.