(RV).- (con audio) En el día del cumpleaños
77 del Obispo de Roma, agradecemos al Señor el regalo que nos hizo y hace con Jorge
Mario Bergoglio. En nombre de la redacción de Programas en Español de Radio Vaticana,
de todos nuestros oyentes y de los fieles y amigos comunes que te saludan y rezan
con muchísimo afecto y admiración por tu coherencia y fidelidad al Señor, te decimos:
¡Gracias Papa Francisco por tu sí a la misericordiosa ternura de nuestro Dios que
te llamó a servirlo!
Conozco a padre Bergoglio desde 1977, cuando siendo él
superior provincial de los jesuitas argentinos, pedí entrar a la Compañía de Jesús.
Por eso sé que para el hoy Sucesor de Pedro un saludo de cumpleaños es una situación
embarazosa, porque no le gusta estar al centro, ser el centro él como persona, en
ninguna situación. Para él el centro es Jesús y la gente de Jesús. Pero también se
que aprovecha toda oportunidad para que los otros hagan fiesta y estén felices.
En
este cumpleaños pido al Señor y animo a los conocidos, amigos y oyentes a que pidamos
al Señor, que siga haciendo crecer en Francisco el don de la paternidad espiritual.
Fue un gran padre ya como superior y formador jesuita. Un padre que me ayudó a crecer
con firmeza, pero también con mucha ternura, para que surgiera lo mejor de mí. Me
dijo las cosas tal cuales son, sin miedo a perder mi afecto, pero no me dejó solo.
Me acompañó en la prueba, me hizo ver la oportunidad del amor de Dios.
Esta
paternidad; su corazón grande de pastor lleno de ternura por la gente de Jesús; su
preocupación por todos y su cercanía a cada uno, con los niños, los jóvenes, los enfermos,
las familias, los he visto de un modo particular en la parroquia Del Patriarca san
José, en San Miguel, Buenos Aires, donde se abrió una puerta a los barrios obreros
al fondo del Colegio Máximo, del que era rector y donde pude trabajar con él como
párroco.
Este don de la paternidad que ejercitó como obispo primero en Bs.
As., lo vemos hoy patente y potenciado en él como obispo de Roma. Este don hace mucho
bien a la familia católica y también a la familia humana, porque transparenta la ternura,
la misericordia, el amor, la alegría del mismo Dios Padre, que continúa dándonos con
firmeza pero a su vez con infinita ternura otra oportunidad.