Lejos de los egoísmos, mirar a Jesús y dejar que nos mire con su amor, alentó Francisco
(RV).- (con audio y video) Una tarde llena de
entusiasmo en la periferia romana, en la parroquia de San Cirilo Alessandrino, que
recibió la visita del Obispo de Roma. En su homilía Francisco destacó que lo más hermoso
que le puede pasar a alguien es encontrar a Jesús que nos ama, nos ha salvado y ha
dado su vida por nosotros. Toda nuestra vida es un camino para encontrar a Jesús.
Y lo podemos encontrar cada día, cuando no somos egoístas, en la oración y en los
Sacramentos. En la segunda visita pastoral de su pontificado, en la tarde del primer
domingo de Adviento, encontró a un grupo de enfermos, a los bautizados durante el
año y confesó a algunos feligreses, para luego celebrar la Santa Misa en la que confirmó
a nueve chicos.
El Santo Padre recordó la importancia de los Sacramentos,
de la Misa y de lo que hacemos en nuestra vida para encontrar a Jesús:
«Cuando
hacemos obras buenas, cuando visitamos a los enfermos, cuando ayudamos a un pobre,
cuando pensamos en los demás, cuando no somos egoístas, cuando somos amables ... en
estas cosas encontramos siempre a Jesús».
Una vez más, el Papa invitó a
no desalentarse por nuestras debilidades y a confiar en la misericordia sanadora de
Jesús:
Pero tú sabes que las personas que más quería encontrar Jesús eran
los más pecadores. Por eso lo reprochaban y la gente - las personas que se crían justas
– decían: ¡pero éste no es un verdadero profeta! ¡Mira qué buena compañía que tiene!
Él estaba con los pecadores ... y decía: Yo he venido para los necesitan la salud,
necesitan sanación. Y Jesús sana nuestros pecados. ¡Sean valientes, no tengan miedo.
La vida es este camino. Y el regalo más hermoso es encontrar a Jesús! ¡Adelante y
ánimo!
Al final de esta visita pastoral, en un clima familiar, el Papa
agradeció de corazón el afecto que recibió, pidió que se rece por él y que disculparan
si había habido algún exceso en la organización. Sus palabras fueron recibidas con
un gran aplauso:
«¡Muchas gracias por este tramo de camino que hemos hecho
juntos!. Gracias por su acogida, por su bondad, por su alegría. Y les pido que recen
por mí, porque lo necesito. Y si algo en la organización de esta visita les ha molestado,
tal vez un exceso de seguridad o de miedo, sepan que no estoy de acuerdo con eso:
yo estoy con ustedes.