Dios llega por doquier, incluso dentro de las celdas, el Papa a los capellanes de
las cárceles italianas
(RV).- (Con audio) Que los detenidos no se desanimen: el Señor está con ellos y el
amor de Dios llega por doquier, incluso dentro de las celdas. Antes de la Audiencia
General el Papa se encontró con doscientos capellanes de las cárceles italianas. Y
dirigió unas palabras de especial afecto y cercanía a los detenidos.
Dios
llora con ellos, trabaja con ellos, espera con ellos. Francisco exhortó a la esperanza,
a pesar del egoísmo y de la injusticia de los sistemas humanos que a veces castigan
a los débiles mientras los poderosos escapan. El Papa rezó por los capellanes y recordó
sus experiencias de cercanía con los detenidos de las cárceles de Buenos Aires, con
quienes mantiene una relación de diálogo para hacer sentir la proximidad de Cristo.
(María
Fernanda Bernasconi – RV).
Palabras del Papa Francisco durante la
audiencia a los participantes del Congreso Nacional de los Capellanes de las Cárceles
Italianas
Les agradezco,
y quisiera aprovechar de este encuentro con ustedes que trabajan en las cárceles de
toda Italia para hacer llegar un saludo a todos los detenidos. A todos. Por favor,
díganles que rezo por ellos, que los llevo en el corazón, rezo al Señor y a la Virgen
para que puedan superar positivamente este periodo difícil de su vida. Que no se desalienten,
que no se cierren: ustedes saben, un día todo va bien, otro día se decaen, es esa
oleada difícil...
El Señor está cerca. Pero díganselo con los gestos,
con las palabras, con el corazón que el Señor no se queda afuera de su celda, no se
queda fuera de la cárcel: está adentro, está allí. Pueden decirles esto: el Señor
está dentro con ellos; también Él es un encarcelado... de nuestros egoísmos, de nuestros
sistemas, de tantas injusticias que son fáciles para punir al más débil, ¿no? Pero
los peces grandes nadan libremente en el agua, ¿no? Ninguna celda está tan aislada
como para excluir al Señor, ninguna: Él está allí, llora con ellos, trabaja con ellos,
espera con ellos. Su amor paterno y materno llega a todas partes. Rezo para que cada
uno abra el corazón a este amor del Señor. Y también cuando recibo una carta de uno
de ellos – en Buenos Aires los visitaba, ¿no? – y desde aquí cada vez que llamo a
alguno de aquéllos de Buenos Aires que conozco, que están en la cárcel, un domingo,
y tengo una charla, después, cuando termino, pienso: “por qué él está allí y yo no,
que tengo tantos y más meritos que él para estar allí?” Y esto me hace bien. ¿Por
qué el ha caído y no he caído yo? Porque las debilidades que tenemos son las mismas
y para mí es un misterio que me hace rezar y me hace acercarme a ellos. También decirlo.
Y
rezo también por ustedes Capellanes, por su ministerio, que no es fácil, muy arduo
y muy importante: expresa una de las obras de misericordia, hace también visible aquella
presencia del Señor en la cárcel, en la celda...ustedes son signo de la cercanía de
Cristo a estos hermanos que tienen necesidad de esperanza. Recientemente, han hablado
de una justicia de reconciliación, ¿no? También una justicia de esperanza, de puertas
abiertas, de horizontes... ésta no es una utopía: se puede hacer. No es fácil, porque
nuestras debilidades están por todos lados, también el diablo está por todos lados,
las tentaciones están por todos lados... pero siempre buscar aquello, ¿no? Les deseo
que el Señor esté siempre con ustedes, los bendiga y la Virgen los custodie. Siempre
de la mano de la Virgen, porque Ella es la Madre de todos ustedes y de todos aquellos
en la cárcel. Les deseo esto. Gracias.
Y pidamos al Señor que los
bendiga a ustedes y a sus amigos y a sus amigas en las cárceles. Pero antes oremos
a la Virgen para que nos lleve siempre hacia Jesús: Ave María...