Sin memoria y sin promesa no hay futuro, dice el Papa
(RV).- (Con audio y video) No una organización
con una programación perfecta, sino “paz y alegría” son las señales de la presencia
de Dios en la Iglesia: lo dijo el Papa Francisco en la Misa de la mañana del lunes
en la Casa de Santa Marta comentando las lecturas del día. Los discípulos estaban
entusiastas, hacían planes, proyectos para el futuro sobre la organización de la Iglesia
naciente, discutían sobre quién fuese el más grande e impedían hacer el bien en nombre
de Jesús a los que no pertenecían a su grupo. Pero Jesús – explicó el Papa – los sorprende,
cambiando el centro de la discusión de la organización a los niños: “¡pues el más
pequeño de entre ustedes- dice- ése es el más grande!”. Así, en la Lectura del profeta
Zacarías se habla de las señales de la presencia de Dios: no “una organización bonita”
ni “un gobierno que vaya adelante, todo ordenado y todo perfecto”, sino los ancianos
que se sientan en las plazas y los niños que juegan. El riesgo es aquel de descartar
ya sea a los viejos que a los niños. El Obispo de Roma recordó la dura advertencia
de Jesús hacia quien escandaliza a los más pequeños:
“El futuro de un pueblo
se encuentra precisamente allí, en los ancianos y en los niños. Un pueblo que no se
preocupa por sus viejos y por sus niños no tiene futuro, porque ¡no tendrá memoria
y no tendrá promesa! ¡Los ancianos y los niños son el futuro de un pueblo!
Cuán normal es dejarlos de lado ¿no? Tranquilizar a los niños con un caramelo, con
un juego: Juega, juega; Anda, anda. Y a los viejos no dejarlos hablar, no tener en
cuenta sus consejos: ‘Son viejos, pobrecitos…”.
Pero los discípulos– subrayó
el Papa - no entendían:
“Yo comprendo, los discípulos querían la eficacia,
querían que la Iglesia avanzase sin problemas y esto se puede convertir en una tentación
para la Iglesia: ¡la Iglesia del funcionalismo! ¡La Iglesia bien organizada! ¡Todo
en su sitio, pero sin memoria y sin promesa! Esta Iglesia, así, no funcionará: será
la Iglesia de la lucha por el poder, será la Iglesia de los celos entre los bautizados
y de tantas otras cosas que existen cuando no hay memoria y non hay promesa”.
Por
lo tanto, observó Francisco, la “vitalidad de la Iglesia” no está dada por documentos
y reuniones “para planificar y hacer bien las cosas”: Estas son realidades necesarias,
pero no son “la señal de la presencia de Dios”:
“La señal de la presencia
de Dios es ésta, así dice el Señor: ‘Aún se sentarán viejos y viejas en las plazas
de Jerusalén, cada cual con su bastón en la mano, por ser muchos sus días; las plazas
de la ciudad se llenarán de muchachos y muchachas en sus plazas jugando’. Juego nos
hace pensar en alegría: es la alegría del Señor. Y estos ancianos, sentados con el
bastón en la mano, tranquilos, nos hacen pensar en la paz. Paz y alegría: ¡éste es
el aire de la Iglesia!”. (RC-RV)